James necesitaba alejarse por un momento del palacio. No tenía un rumbo marcado, tan solo escapó de la constante vigilancia. Tomó su caballo y creando una distracción salió a través del bosque tras el palacio. Quería cabalgar y que la brisa se llevara sus tormentos. Para su desgracia, la soledad y el paisaje solo avivaron los pensamientos que debía alejar de sí. Aquel remedio estaba lejos de ser el adecuado.
Entre su tribulación llegó a un río, dándose cuenta que estaba perdido, no tenía idea de dónde se encontraba, dar la vuelta era lo más sensato, pero antes de volver una casa sobre una colina cercana llamó su atención. Una casa como esa debía pertenecer a alguien de buena cuna, no era inmensa como sus castillos, pero lucía linda, tranquila, en paz. Rechazó la insulsa idea de ir hasta esa casa, de pronto había tenido la corazonada que allí encontraría su destino, nada más tonto que eso.
Se alejó sintiendo la sombra de esa casa tras él, queriendo revirar pero obligándose a no hacerlo. Su mente definitivamente no estaba concentrada en el camino, se dio cuenta de ello al golpearse de frente con un árbol como el que no había visto jamás. Era un árbol no tan alto, pero sí de un tallo muy ancho, frondoso. Lo que lo hacía único era el color verde intenso de sus ojos, parecía tener una luz propia. Luminiscente, así podía describirlo.
Su caballo parecía estar cómodo allí así que se bajó y tomó asiento a las faldas del árbol. Cerró los ojos y por un momento quiso creer que era una persona normal, solo un hombre que toma un descanso luego de una dura jornada de trabajo, un joven que puede soñar, o tan solo sentarse a pensar en cómo conquistar a la dama que lo trae de cabeza; quería ser por un momento la persona capaz de decidir.
Estando allí su miseria se acrecentó, su corazón buscaba poder desechar todo aquello que odiaba y ese era el lugar adecuado, uno donde nadie lo vería o juzgaría, uno en donde un príncipe podía permitirse ser un ser humano. Los hombres no lloran, pero él lo estaba haciendo, él un futuro Rey lo necesitaba. Se había propuesto dejar debajo de ese árbol al príncipe débil, el que volvería al palacio sería el futuro rey.
Cuando Elizabeth decidió esconderse por temor, no imaginó que minutos después presenciaría el llanto quedo de James. Sabía que lo sabio era permanecer en su escondite o aprovechar que estaba distraído para continuar su camino, si se acercaba él le cuestionaría lo que estaba haciendo ella en esa parte desolada y salvaje de la ciudad a esas horas. ¿Cómo podía irse cuando él lucía tan triste?
James siempre fue ese príncipe odioso en extremo frío y prejuicioso que tan mal le caí; ahora tenía ante ella a una persona completamente diferente. El James frente a ella era un humano como otro cualquiera, alguien que padecía y sentía. A Lizzy no le costó encontrar el origen de las lágrimas de James, era obvio que lloraba por no querer tomar el trono; la última noticia del día fue la recaída del Rey, todos hablaban de que el Rey había caído en cama. Sintió pesar por James, ser perfecto y hacer lo que los demás esperan de ti no es fácil. Por sobre sus temores caminó hacia él.
James no sintió los pasos de Elizabeth, ni escuchó la advertencia de su caballo. Cualquiera pudo haberlo matado en ese instante. Brincó cuando algo le tocó el hombro y se encontró con la mirada azulada de Elizabeth.
—Sé que es difícil —dijo ella sonriéndole, intentando trasmitirle ánimos—, pero no tienes que afrontarlo solo.
—Disculpe, yo... —Con presura se limpió las lágrimas, se sentía realmente avergonzado.
—No se disculpe, todos tenemos derecho a desahogarnos, más cuando no hay a quien echarle nuestras cargas. Las personas llegan a creer que todo lo podemos, que no tenemos sentimientos, que somos tan felices, pero nadie imagina el dolor y la tristeza que todos llevamos en nuestras espaldas.

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Cupido
Historical Fiction¿Se le puede colocar grilletes al corazón? Stephanie es una joven sirvienta que es conocida como Cupido por escribir hermosas cartas de amor. Tras una tragedia familiar ha tenido que adaptarse a convertirse en la sirvienta de su mejor amiga. Ha sop...