—No veo la razón de por qué no puedo usar mi tutú. —Ulises hizo un puchero.
—Te lo diré una última vez y espero cierres la boca después de eso —graznó Diane y lo señaló con un dedo—. ¡Es para una maldita boda! ¡No irás a un recital de ballet! ¡Debes ir con un esmoquin y tratarás de no coquetear con los invitados! Capicci?
Ulises manoteó y pataleó como niño pequeño, mas no mencionó nada más. Diane era baja, delgadita y con una hermosa carita de ángel, pero su temperamento era salido del infierno.
En el momento en el que llegué a la florería lo primero que hice fue informarles que hoy, después de trabajar, iríamos con Audrey a medirnos y elegir vestidos, aunque trataría de convencerla que era mejor esperar un tiempo para eso.
Ulises se emocionó tanto que dijo que para la boda llevaría su tutú, uno que usaba cuando tenía ocho años y estaba en clases de ballet. Al parecer era obligatorio usar tutú, pero no es como si a él le hubiera molestado. Ulises tenía alma de niño, siempre la tendrá, y eso me fascinaba de él, pero había cosas que... simplemente no eran viables.
Así que Diane, como siempre, lo regañó. Sus discusiones, por alguna extraña razón, me relajaban. Sentía que las cosas no estaban tan mal de igual forma, que la vida no me estaba dando una mala pasada. Sin embargo, luego recordaba todo lo que ocurría y pensaba: Ah sí, esa es la vida real.
Lastimosamente.
—¡Kim, cariño! —Todos nos congelamos al escuchar ese llamado.
Diane y Ulises voltearon sus rostros para mirarme con los ojos abiertos de par en par y vocalizaron el temible nombre: Estelle.
—¡Kim, nena, necesito hablar contigo un momento! —gritó de nuevo Estelle desde su oficina.
Mi garganta se secó. Estelle me estaba llamando "nena" y "cariño", apelativos que nunca en la vida había utilizado conmigo.
—¿Es eso normal? ¿Debería huir? —pregunté en voz baja a mis amigos.
Diane negó con la cabeza y movió la mano indicándome que caminara hacia la oficina de nuestra jefa. Cuando lo iba hacer, Ulises me agarró de la manga de mi blusa.
—Ten cuidado. Si te encuentras en situación de peligro grita "¡fuego, fuego!", y eso la ahuyentará.
Diane resopló.
—No seas idiota, Ulises. —Y alargó la mano para golpearlo en la cabeza. Cuando lo hizo, Ulises se giró furioso hacia ella.
—¿Me acabas de golpear, perra? —inquirió en un susurro tratando de sonar amenazante.
—Sí, lo hice. —Fue la simple respuesta de Diane.
—Eres una... —No alcancé a escuchar porque ya me estaba dirigiendo a la oficina de Estelle.
Era muy extraño que me llamara, precisamente a mí. Nunca socializaba conmigo, y si lo hacía era un gruñido de parte de ella. Diane era la que más hablaba con Estelle, pero no es que se llevaran muy bien que digamos.
Toqué la puerta con suavidad.
—Pasa, Kim —dijo Estelle desde el otro lado.
Abrí la puerta y me asomé por la rendija. La risa de Estelle me llegó de sorpresa.
—Cierra la puerta y entra —ordenó pero no de manera autoritaria. Más bien con voz... ¿maternal?
Hice lo que me dijo y me paré incómoda en medio del cuarto. Estelle me observó desde su asiento, al otro lado de una mesa llena de papeles..

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¿Matrimonio falso? |¿MF? #1|
Romance|Historia ganadora de los premios Wattys 2015 en la categoría "Las Favoritas de los Coleccionistas"| -¿Quieres casarte conmigo? En cuanto escuché esas tres palabras saliendo de los labios del mejor amigo de mi hermano se puede decir que tuve tres r...