Cambiando las cosas

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Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Kishimoto. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a AnnaDax y fue beteada por Jeffy Iha.

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Hinata abrió los ojos, todavía se sentía bastante agotada. Estaba frente a la gran ventana y vio que había oscurecido. ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo? Algo la estaba molestando y se movió lentamente para ver al hombre de cabello negro sentado en la cama detrás de ella. Sus manos estaban debajo de la manta con la que estaba cubierta y rápidamente toco el porta kunai, atado al muslo de Hinata. Ella lo observó por un momento, pero él la ignoró por completo.

—¿Qué estás haciendo?

Preguntó finalmente, con voz aún adormilada.

Él continuó buscando a tientas el contenido del pequeño accesorio, sin molestarse en mover sus ojos hacia ella.

—¿Dónde está mi medallón?

La chica se movió, sentándose. Le apartó las manos de su pierna y cerró el porta kunai, dándole una mirada desafiante.

—No te lo diré.

Su mirada desinteresada fue reemplazada por una llena de ira. Moviéndose, se acercó a ella. Sus ojos negros se tornaron de color rojos.

—Si no lo devuelves, tendré que tomarlo por la fuerza.

Para su sorpresa, ella permaneció completamente quieta, con una expresión determinada en su rostro.

—Tu Sharingan no me asusta más. Además, ¿cómo sabes que lo tengo? Pude haberlo escondido en alguna parte.

Ligeramente asombrado, no pudo evitar mover sus ojos por la habitación. No sintió la Piedra del Alma en ningún lado, pero no tenía el Byakugan. La joya podría estar en cualquier lugar. La Hyūga fue inteligente. Sasuke finalmente suspiró y bajó los ojos, con una sonrisa burlona en sus labios.

—Como dije, si no me lo das voluntariamente, lo tomaré por la fuerza. Y comenzaré mi búsqueda en ti.

Por mucho que ella tratara de mantener la calma, sus ojos blancos se abrieron un poco y él lo notó. El Uchiha se rió. Él le dio unos minutos y pronto ella exhaló, sacando el medallón de su bolsillo. Pero no se lo devolvió. En cambio, se puso la cadena alrededor del cuello y trató de ponerlo debajo de su camisa. Su mano fue detenida de inmediato.

—Qué...

—No lo hagas. Esto es peligroso.

Sus cejas se levantaron. Estuvieron así durante un momento, luego ella se apartó de su agarre.

—Como si te importara.

La chica intentó ponerse de pie, apartándolo de su camino, pero él la tomó por los hombros y la miró. Sin embargo, no estaba seguro de qué decir. ¿Realmente le importaba? ¿Por qué la había detenido? Retirar el medallón de entre sus pechos hubiera sido una tarea fácil y placentera. Y, sin embargo, todavía se sentía débil debido a su experiencia con la piedra negra. No quería ver que a ella le ocurriera algo así. Al final, la soltó y se levantó, alejándose unos pasos. ¿Por qué no podía pensar de forma clara, de repente?

—Bien —exclamó finalmente, volviéndose hacia ella con una mirada loca—. Quédatelo todo el tiempo que quieras. Pero si te sucede algo, no esperes que te devuelva el favor y te salve la vida.

Hinata separó sus labios. Ella se veía un poco molesta. —Por supuesto que no esperaría algo así de ti. —Se levantó, arreglando la cama—. Después de todo, ¿alguna vez has hecho algo bueno por alguien más?

La locura de una obsesión encantadoraWhere stories live. Discover now