Narra Lauren
Cuando Camz se fue lo primero que hice fue darme una ducha no podía creer todo lo que había pasado. Habíamos hablado en el parque y ni siquiera me quiso escuchar pero de ahí ella llego a mi casa y me besó... me besó como lo hacía antes y no podía evitar sonreír.
Me coloqué unos pantalones negros ajustados, una polera roja transparente, mi chaqueta de cuero y un abrigo. No me quise maquillar así que partí en mi auto hasta la oficina de Camz, estaba tan nerviosa y me sentía tan niña. La sensación era similar a cuando uno se juntaba con la primera persona que le gustó en la vida y no sabe que ponerse, ni su aliento huele bien y mientras estas a punto de llegar piensas que podrías haberte puesto otro tipo de ropa. Bueno, así me siento en estos momentos.
Cuando llegue me dejaron entrar aún seguía siendo parte del buffet así que no hubo problema con eso, estacioné mi auto y me miré por ultima vez en el espejo del retrovisor – mierda Lauren eres tan estúpida – salí y me dirigí en ascensor hasta la oficina de Camila cuando llegué estaba todo oscuro y ella estaba sentada en su sofá gigante con un vaso en las manos. No podía notar el color de su ropa ni nada por el estilo por la oscuridad que había pero sabía que era ella. Su silueta es imposible de olvidar– Hola – dije parada frente a la puerta - ¿puedo pasar? – realmente estaba siendo ridícula.
Ella se paró y caminó hasta donde estaba yo
– estas a dentro Lolo – dijo mirándome a los ojos y prendió la luz de su oficina.
-Lo siento es solo que – miré al suelo, realmente estaba nerviosa.
-¿Qué te pasa? Te noto rara – dijo colocando una de sus manos en mi barbilla y haciendo que la mirara.
-Me siento nerviosa, como nunca antes lo había estado Camila y es una sensación extraña.
-Sensación extrañaba para alguien con tanta personalidad como tu – le sonreí.
-Bueno... si – afirme.
Ella solo se acercó y besó mi cara. Al sentir el roce de sus labios con mi piel fue inevitable no cerrar los ojos, toda mi piel se erizo con ese solo contacto... realmente creo que ni yo misma sabía la magnitud de cuanto amaba a Camila y ni siquiera me podía explicar como logré sobrevivir sin estar a su lado estos dos meses.
-Ven vamos a sentarnos, pedí pizza – las dos sonreímos – no alcancé a cenar así que creí que tu tampoco.
-De hecho traté pero no pude – nos quedamos mirando y ella sonrió – estaba muy nerviosa de hecho lo sigo estando – volvió a sonreír.
No sentamos en su sofá gigante con la mesa de centro frente a nosotras para sacar pedazos de pizzas que venían cortados, después de comer la quede mirando – creo que es hora de hablar Camila – ella se acomodó en el sofá y me quedo mirando – No me fui a un viaje de placeres ni nada por el estilo – ella solo me miraba – cuando paso lo de mi padre el abogado de él no se encontraba en Miami, estaba en Londres y tuve que ir con mis hermanos, el viaje salió de la noche a la mañana y para serte sincera en ese momento de mi vida no tenía nada en la cabeza solo la muerte de mi padre y aunque suene egoísta por eso no te llamé – ella bebió de su vaso de tequila – teníamos que arreglar lo de su testamento así que solo me fui. Buscamos a su abogado durante semanas porque el muy estúpido estaba en reuniones con grandes empresas. Cuando por fin nos pudimos comunicar con él, cuando nos reunimos el viaje fue solo una pérdida de tiempo – Camz puso cara de no entender nada – una parte del testamento hablaba de la herencia y todo eso, hay que repartir cosas en partes iguales, lo que se suele hacer siempre pero el dejo una carta – sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas – una carta que no estaba dirigida a ninguno de nosotros.
