Bungou Stray Dogs(oneshots)

Chuuya Nakahara

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Créditos a su respectivo autor/a por la bella imagen de arriba.

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—(T/N)...¿podrías soltarme?

—Pero...

—Necesitamos preparar todo.

Despertarse temprano no era lo de (T/N), aparte de que no quería dejar de abrazar a Chuuya, quien se sentía bastante cálido en sus brazos, ¿y era necesario levantarse? Sí, lo era, pues era el cumpleaños de su querido hijo Fumiya.

—Dale, recuerda que es por Fumiya —trató de razonar Chuuya.

Y esas palabras sí que la convencieron, pues sus ojos se fueron abriendo lentamente, no con muchas ganas, pero sí dispuesta a preparar todo para el cumpleaños de su pequeño. Por lo que movió la pierna y brazo con los que tenía abrazado a Chuuya y se levantó.

El pequeño Fumiya estaba cumpliendo sus siete años y estaba bastante emocionado por eso. Optaron en invitar a todos sus amigos y conocidos, entre ellos la Agencia Armada de Detectives y la Port Mafia.

Ese día llegaron al acuerdo de que habría tregua entre ambos bandos, algo que ya se había hecho con anterioridad el día de su boda.

(T/N) se dirigió al baño, dónde se lavó la cara, dientes y manos, para luego ir a la cocina donde se encontró a un Chuuya ya cocinando unos hotcakes. Se veía tan... tranquilo, con los rayos del sol que entraban por la ventana que se encontraba cerca del refrigerador, iluminando su rostro, resaltando esa cabellera pelirroja amarrada en una cola y viéndose simplemente... demasiado apuesto.

—¿No te molesta que venga Dazai?~ —se acercó por detrás, susurrándole al oído mientras sus brazos rodeaban todo el torso del pelirrojo quien suspiró.

—No me lo recuerdes, con tan solo pensar que Fumiya lo ve como un héroe y hasta le dice "Tío Dazai", tengo suficiente.

(T/N) rió ante los hechos y bueno, no podía culpar a Chuuya. Que su querido hijo aprecie a su rival, no era algo que le hiciera feliz.

—¿Te imaginas a Dazai con una hija? ¿Y que esa hija termine casándose con el nuestro? —decidió molestar un poco al pelirrojo, el cual se tenso apenas escuchó la pregunta.

Si había algo que (T/N) adoraba hacer, era molestar a su esposo. Supo que estaba logrando su cometido cuando Chuuya dejó de preparar el desayuno y respondió con el tono serio.

—No. Es imposible que ese idiota tengo hijos y jamás dejaría que Fumiya salga con una niña mucho menor y, además, hija de un maniaco suicida.

—Se te quema el hotcake.

Los ojos del pelirrojo se abrieron de par al ver que era cierto y, volviendo a su tarea de preparar el desayuno, sacó el ya quemado hotcake de la sartén mientras (T/N) observaba la escena con diversión.

—No sé porqué lo odias tanto —expresó como últimas palabras antes de darle un beso en la mejilla para dejarle seguir en su trabajo y ella dirigirse a despertar al cumpleañero.

Primero fue por el regalo que tenía escondido en su habitación, en el clóset para ser precisos y, una vez en la puerta del cuarto del pequeño, tocó un par de veces antes de abrir.

—Peque, adivina qué día es hoy —canturreó contentamente, observando cómo Fumiya abría los ojos lentamente y, al ver el regalo, cómo esos mismos se iluminaban con alegría.

—¡Mi cumpleaños! —respondió casi al instante de pararse rápidamente y recibir el regalo de sus queridos padres.

En el, había uno de los tantos dinosaurios que al pequeño le encantaba y su sonrisa no podía expresar lo feliz que estaba de haberlo conseguido.