Capítulo XVIII: Eso.

8.9K 923 211
                                    

Abrí lentamente los ojos, sintiendo frío en mi piel desnuda, mi cuerpo chocaba con el de Madara, igualmente descubierto, no había nada que nos cubrirse, la sábana había desaparecido en la noche. Con cuidado me separé de su cuerpo, tomando la sábana que se encontraba tirada a nuestros pies, miré nuevamente a Madara quien deseaba placenteramente, su rostro pacífico me dio a entender que dormía perfectamente.

Con la sábana rodeandome, salí de la habitación, dándome una ducha, eran apenas las 5 am, tenia tiempo para arreglarme y juntarme con Goro.

Entré nuevamente a la habitación, me acerqué a Madara silenciosamente, su cuerpo seguía desnudo, su respiración en frecuencia, besé su frente y usé la sábana para cubrirlo completamente.

―¿Yagura...?― murmuró Madara, con los ojos entrecerrados, tomando mi brazo suavemente, acercándome.

―¿Pasó algo?― susurré para no despertarlo completamente.

―Lo de anoche... ¿Fue real?

―Yo lo sentí demasiado real.― dije con un media sonrisa, acariciando su largo cabello.

Madara me tomó en sus brazos, acostándome nuevamente junto a él.

―Madara tengo que irme...

―¿En serio te quieres ir?― preguntó fastidiado.

―Sería capaz de quedarme, pero dije que lo haría.

―Bien.― dijo para después levantarse del futón, con la sábana en su cintura, desapareciendo en la puerta del baño.

...

―¡Llegas a tiempo, Yagura!― Exclamó Goro quien ya se encontraba por subir a la carrera junto a su padre.

―Lamento la tardanza, tuve un imprevisto de camino aquí.― explique, haciendo una reverencia.

―¡No tienes que hacer eso! Yo comprendo, a Madara no le agrada la idea, pero debe confiar más en tu fuerza.― dijo tomándome por los hombros.

―Si... creo que mi fuerza No es el problema.― dije con nerviosismo, quitando sus manos debe mis hombros.

Goro subió a la carrete, mientras yo tomé posición frente a esta, mi trabajo era percibir cualquier chakra a la máxima distancia a la cual el byakugan no llegaba y distinguir si era peligroso o simplemente un viajero más.

Iniciamos nuestra caminata, todo común, nada era raro, ni habían muchos viajeros, realmente estaba extrañamente solo el tramo. A lo lejos pude sentir una presencia, dándome un escalofríos en el cuerpo, era algo sumamente extraño, el cuerpo de esa cosa... No había nada, no había sistema, el fluido de ese chakra irregular.

―¿Pasó algo, Yagura?― preguntó el señor Masashi quien me miraba preocupado.

―No, todo en orden, sigamos avanzando.

Ese chakra no era maligno, en realidad era puro, pero algo no estaba bien.

...

Cuando escuché la puerta cerrarse salí del baño, cambiándome rápidamente, salí del distrito para llegar a uno de los muros, donde desde arriba puse ver a Yagura hablar con Goro. Si, mi idea era seguirla, ver que estuviese bien.

Su viaje inició, mi cuerpo estaba oculto y mi chakra debía ser imperceptible para ella, mientras me movía de árbol en árbol con cuidado de no ser escuchado, con el sharingan percibí una presencia, a decir verdad una muy extraña. Miré a Yagura quien pareció darse cuenta, pero su camino siguió.

Continúe detrás de ellos, siguiendo sus pasos. Cuando finalmente habían llegado a un pequeño pueblo, los Hyuga entraron a una reunión, mientras Yagura esperaba pacientemente afuera. Pero su paciencia poco duró al igual que la mía. Empezó a correr camino al chakra desconocido así que con agilidad la seguí, mi duda también era mucha, esa cosa, extraña.

Una cueva, ahí terminaba el rastro, Yagura entró decidida, así aunque sabía las consecuencias, bajé del árbol, tomando su brazo, deteniendo su camino. Ella se giró, mirándome sorprendida y molesta.

―¿Qué es lo que...?

Coloqué mi mano sobre su boca, evitando que hablase, ella sabía perfectamente que no estábamos aquí para discutir. Con una señal, le dije que siguiéramos, pero llego un momento donde esa cosa se sentía más cerca.

―¡Debajo!― exclamé, para tomar su brazo y sacarla de ahí.

Una extraña criatura salió del suelo, era negra y deforme, nos miraba atento. Su tamaño era el torso de un humano, pues esa forma tenía, su desastre no había sido grande.

―Esa cosa, Madara... Esta hecha de chakra.― dijo Yagura sorprendida, mirando fijamente al objeto.

Esa cosa no hablaba, pero tampoco nos atacaba, parecía estar unida a la tierra, sin moverse, como una planta.

―U-Uchi... ha.― balbuceo extrañamente.

Sorprendido tomé con fuerza la mano de Yagura, arrastrándo su cuerpo fuera de la cueva. Ella me miraba confundida, eso parecía conocerme, quizás no sólo a mi, sino a todo mi clan.

―¡Madara!― gritó, soltandose de mi, parecía estar molesta pero más que nada, confundida.

―No sé que sea eso...― Quizás mi sorpresa era la misma aunque a decir verdad, mi duda me llamaba a entrar.

―¿Qué es lo que haces aquí? Eso... sabía tu nombre ¿Qué está pasando?― preguntó histerica.

―¡No entiendo, Yagura! ¡No lo sé!― suspiré sonoramente, tomando con una de mis manos mi cabeza.

―Llegando a casa... Me explicarán todo lo que pasó.― dijo para después ir de nuevo con el clan Hyuga.

Apreté los puños, me había delatado, pero eso que estaba ahí, es una incógnita. Giré mi vista hacia la cueva. Otro día regresaría, esto no se podía quedar así.

-------------------------------------------------

Gracias por leer y votar!

-Nova.

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora