Capítulo XII: Esa mujer. ✒

10.2K 1.1K 192
                                    

La calidez que se encontraba entre mis brazos era acogedora, quitándome completamente las ganas de levantarme del futón. Abrí uno de mis ojos levemente, observando hacia la ventana que se encontraba abierta por petición de Yagura, a ella le encantaba dormir con la brisa de la noche.

Yagura se removió entre mis brazos, esta vez recargando su cabeza en mi pecho, acaricié su cabello suavemente, el día de ayer... oficialmente nos habíamos comprometido.

―¿Madara? ―preguntó ella sin abrir los ojos, aun acurrucada en mi pecho.

―Dime. ―susurre contra su cabeza, antes de besar esta.

―No me quiero levantar... eres extrañamente cómodo. ―dijo ella, abrazando mi torso más fuerte.

―Yo tampoco quiero levantarme, hay que quedarnos así un rato...

―Dime que hora es... ―murmuró, escondiendo su cabeza en mi cuello.

―Quizás las 8 de la mañana. ―respondí tanteando el tiempo.

―¡¿Qué?! ―exclamó Yagura, levantándose de golpe, dejándome sorprendido.

―¿Pasó algo? ―pregunté extrañado, mirando como recogía sus cosas.

―Tenía que verme con mi hermano y Goro-san a las 8:30, nos vemos Madara, no llegaré tan tarde, hablaremos de la boda ―se acercó a mi, depositando un beso en mi frente―, Nos vemos. ―despidió con una sonrisa, para luego desaparecer por la puerta.

Suspiré, estirando todo mi cuerpo en el futón, cerrando los ojos, sabía que debía despertarme, tenia que entrenar. Sin muchos ánimos, tomé una toalla del cesto, en dirección a la tina.

Saliendo de mi baño me cambié, colocándome ropa para mi entrenamiento. Salí de mi casa en dirección a la salida de Konoha. Tomando camino hacia una explanada verde poco visitada por la aldea. Llegando me acosté en el césped, a decir verdad mis ganas de entrenar eran nulas, no me apetecía sudar.

Cerré los ojos, pensando. Finalmente, Uchiha Madara se casaría con la mujer que tanto odio y amó al mismo tiempo, nadie se imaginaba que algo así llegase a pasar, un hombre temido, el líder de uno de los clanes más fuertes de sus tiempos, con la capacidad de luchar contra mil hombres, ahora uniría su vida junto a la de una mujer terca y berrinchuda, pero igualmente hermosa.

―Quien lo diría...

Una mujer que tanto tiempo lucho por estar en su contra, que tantos años lo miró por debajo del hombro y que en repetidas ocasiones lo trato como la mierda misma, ahora prometía amarlo, aceptarlo con todo y sus defectos.

Me incorporé en el suelo, apoyando mis manos en este, la brisa que se sentía, el día de hoy, llovería. Me levanté del suelo, hice un clon de sombras, lucharía contra él hasta cansarme.

Con cada golpe que yo mismo me daba intentaba pensar; ¿Estaría bien hacer esto? ¿Casarme con una mujer a la que espere? ¿A pesar de todo lo que ha dicho? ¿De todo lo que me ha hecho? Sacudí mi cabeza, alejando esos pensamientos de mi, ella había cambiado, era muy diferente a lo que antes decía ser.

―¡Madara!

Miré detrás de mi, viendo como una Yagura con una Yukata común corría hacia mi, con una hermosa sonrisa, saludandome desde lejos. Esa era la mujer a la que yo quería, con la que estaba dispuesto a pasar el resto de mi vida, la mujer a la que tendría que enamorar para que fuese completamente mía. Ella, la causante de mis sueños y distracciones.

―Eres una maldita, Yagura... ―murmuré cuando la vi acercarse más a mi.

―Cómo me cansé... ―dijo ella cuando se encontraba frente mía― ¿Qué hacías, Madara?

―Entrenaba.

―¡Que bien! ¿Puedo ayudarte? ―preguntó efusivamente, o eso parecía.

―Se ve que te cansas fácil...

―Podemos meditar, entrenar a tu mente para que controle los impulsos de tu cuerpo ¡Te puedo enseñar a sacar chakra del ambiente!

―Mhm, ese tipo de cosas no se me dan. ―contesté viendo como ella se sentaba en el suelo.

―No tienes nada que perder. ―dijo mientras palmeaba frente suyo.

Tomé asiento frente a ella, colocándome en la misma posición, cerré los ojos, concentrando mis pensamientos en el aire, lo cual era imposible. Ninguno hablaba, era completa concentración de su parte, mientras yo no podía deja de pensar en ella. Abrí uno de mis ojos, viendo su rostro concentrado y serio, sus labios entreabiertos.

Perdiendo el control de mi cuerpo, me acerqué a ella, tomando su rostro entre mis manos, su mirada se veía confundida, una de sus manos ahora tocado mi pecho.

―¿Pasó algo...?

Y sin previo aviso la besé, sintiendo su cálida respiración, sus hermosos y pequeños labios ser dominados por mi, sus suaves manos acariciaban mi pecho. Acosté su cuerpo en el césped, sin cortar en ningún momento ese contacto, acariciaba sus mejillas con suavidad.

Ahora yo me encontraba sobre ella, una de mis manos bajo a sus cintura, acariciando esta con tranquilidad, sus manos pasaron a mi rostro, dejando leves caricias en este. Separé mis labios de los suyos, contemplando su rostro sonrojado, su mirada brillante y sus labios hinchados.

Sin esperar respuesta, nuevamente la besé, aun arriba de ella, sintiendo su respiración ahora agitada, acariciando las curvas de su delgado cuerpo, debajo mía tenía lo que yo conocía como belleza. Yagura tomó mi cuello, profundizando nuestro largo beso, convirtiéndolo en algo más que un simple impulso. Nuestros labios fueron separados nuevamente, una línea de saliva nos unía como mínimo, su rostro cada vez más rojo se veía perfecto. Mi corazón latía sin control, tenerla de esta forma, sabiendo que dentro de nada, ella sería mi mujer.

―Te amo, Yagura. ―dije para después besarla nuevamente.

----------------------------------------------

Gracias por leer!

-Nova.

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha |Where stories live. Discover now