Observo su ansiedad mientras coloco la llave y la giro. Abro la puerta y no me atrevo a mirarla. Solo clavo mi mirada en el piso. Siento como Ana pasa adentro sin decir una sola palabra. Cuando levanto la vista observo su espalda y puedo ver que esta tensa. Doy un largo respiro
-Puedes irte cuando lo desees- digo apenas con un hilo de voz
-¿Lo haces o te lo hacen?- bien, una pregunta al menos, no piernas corriendo frenéticamente
-Se lo hago a gente a la que le gusta que se lo haga- ella se da vuelta
-¿Eres un pervertido?
-Soy un AMO
-¿Qué significa eso?
-Que tengo el control de toda la situación todo el tiempo
-Eres sadomasoquista...
-El término correcto es BDSM y dentro de ese mundo yo soy un dominante
-¿No estás asustada? ¿no quieres volver a tu casa?
-¿Tú quieres que me vaya?
-¡No!- grito- me encanta tu compañía
-¿Hace cuánto lo haces?
-Demasiado tiempo...
-¿Cuánto?
-Desde los 15 años- ella se aleja y me mira
-¿Tienes mujeres que aceptan estas cosas?- me dice señalando un bastón bastante grueso
-Te sorprendería saber cuantas
-No entiendo tú quieres ¿lastimarme?- me acerco a ella y la tomo suavemente de la cintura
-No, no quiero hacerte daño. Solo quiero castigarte si te portas como no es debido
-¿Cómo no es debido?
-Anastasia esto es mi forma de vida, es lo que hago y lo que soy... yo ya te lo advertí, yo no soy un hombre "romántico de flores y corazones" a mí me gusta el sexo duro...
-¿Alguna vez lastimaste a alguien?
-Una vez, pero fue una imprudencia de los dos, Anastasia, yo no obligo a nadie a hacer este tipo de prácticas, todo es entre adultos... consensuado
-No puedo entender que a alguien le guste ser castigado
-La línea entre el dolor y el placer es muy fina, te sorprendería lo que unos azotes bien dados pueden hacer por tu lívido
- ¿Azotes?
-Si...
-A mí nunca me han golpeado
-No es lo mismo Anastasia, esto por placer, por lograr un clímax más intenso y un orgasmo más duradero y perfecto... pero tú no sabes nada de eso y es por eso que no puedo pedirte ni que lo pienses ¿comprendes ahora?- ella asiente mientras se envuelve el cuerpo con los brazos
-¿Tienes frio?
-Un poco
-Ven... vamos- la llevo hasta la barra de desayuno y caliento agua para prepararle un té mientras ella tiene la mirada perdida. Coloco la taza con la bolsa fuera dentro de su campo visual y ella reacciona y me sonríe. Me sirvo una taza de café y me siento a su lado
-No sé qué es lo que estás pensando Ana
-Nada en particular, solo estoy sorprendida... no me imagine esto ¿tu familia lo sabe?
