-Lo siento... ¿Qué dijiste?
-Soy virgen
¡Por todos los cielos! Ella enrojece más que un tomate maduro y yo me quedo mirándola no pudiendo creer lo que me acaba de decir ¿virgen? ¿Con 21 años? El mundo está loco o yo hace demasiado que no hago esto de las citas ¿virgen? ¿He escuchado bien?
-Por favor, di algo, no te quedes callado- casi me suplica
-Perdona es que yo no lo puedo creer ¿me has dicho que eres virgen?
-Si Christian- está molesta
-¿Dónde diablos te criaste? ¿en un convento?
-¡Christian!
-Lo siento pero no puedo concebir que siendo tan hermosa no te hayas acostado con alguien a esta altura de tu vida- se vuelve a ruborizar pero esta vez del rosa que tanto me gusta... es virgen y yo tenía la estúpida idea de que podía convertirla en mi sumisa. Parece que el destino no se cansa de hacerme bromas demasiado pesadas. Ya me parecía raro que todo estuviera tan bien
-Gracias...
-¿Por decir la verdad?- le respondo
-Si...
-Ana yo no puedo creerlo ¿Para quién te estás guardando?
-Quizás... para ti- cierro los ojos y niego. La suelto y me doy vuelta
-No Ana, yo no soy bueno para ti y mucho menos para que tú me tengas de esa manera, tú te mereces alguien más digno de ti... alguien bueno y cuidadoso y no alguien como yo
-¿De qué hablas?
-De eso... que tienes que esperar al correcto y puedo asegurarte que ese no soy yo
-Christian-
-Escucha, me encantas, te deseo pero no Ana, no puedo hacerte esto, de verdad, tú mereces a alguien mejor que yo. Lo digo enserio, eres una mujer maravillosa y yo no te quiero echar a perder
-¿Echar a perder?- me pregunta consternada- ¿Cómo harías eso?
-No tiene importancia porque no lo haré... mejor vamos a dormir y olvidemos esto
-No quiero
-Ana no voy a acostarme contigo... entiéndelo- veo la furia y la decepción en sus ojos. Corre al cuarto y de un portazo da por terminada la charla.
¡Diablos! Me refriego los ojos cuando me despierto sobresaltado por mi pesadilla. Por suerte no grite, despertaría a la extraña criatura que está durmiendo en mi cama. Abro la puerta muy despacio y la observo. Su pelo cubre la almohada mientras su respiración es pausada. Se ve hermosa... virgen... que alguien me diga cuales son las posibilidades. Me gusta verla dormir. Luce tan tranquila y serena. Y su boca, como me gustaría besarla de nuevo, pero no... ella es pura y decente y tú no la mereces. Me quedo un rato largo observando como duerme y sin darme cuenta yo también me vuelvo a quedar dormido. Siento unos besos en mi frente y me sobresalto. La veo a Ana
-¿Qué haces?
-Buen día para ti también Christian...
-Lo siento, buen día Ana ¿Qué hora es?
-Las nueve
-¿Es sábado verdad?
-Si...
-¿Te duchaste?
-Recién y pedí el desayuno, espero que no te moleste mi impertinencia
-Claro que no
-¿Qué haces en este incómodo sillón?
