— ¿Crees que esto sería diferente si hubieses sido más normal? — Me pregunta.
Alzo las cejas extrañado. Jamás me había puesto a pensar concretamente que hubiera pasado si yo hubiera sido normal.
— No sé, ni siquiera me mirabas los primeros días y nunca me puse a pensar en eso.
Se ríe sin ganas.
— En ese momento eras un hippie vagabundo con fama de matón ¿Qué pretendías que hiciera?
¡¿Hippie vagabundo?! Okey, en otra ocasión eso sería gracioso. Le sonrío también sin ganas. De lo único que tengo ganas en este momento es de estar con ella.
— Algún día te explicaré el porqué de todo eso, no es que me gustara andar así ¿Sabes?
Asiente y mira para todos lados menos a mi. Algún día le contaré mi historia, pero no hoy. Busco su mirada para poder saber que está pensando. Al encontrar sus ojos con los míos, palabras salen escapadas de mis labios sin que pueda detenerlas.
— Vuelve a besarme. — Le ruego.
Ella me mira un segundo y luego se acerca a mi y apoya sus labios contra los míos. La tomo de la nuca y con una mano la empujo por el hombro hacia la cama hasta que queda acostada. Lentamente, me le subo encima con cuidado de no aplastarla o de hacerla sentir incómoda.
Para mí sorpresa, reaccióna a mis besos, no como la última vez. Me lanza ambos brazos al cuello y coloca sus piernas a los costados de mi cadera ¡Estoy entre sus piernas! ¡De nuevo! Siento como se me pone dura rápidamente al sentir su lengua en mi boca. Mierda... eres deliciosa.
Me muerde los labios y yo comienzo a desesperarme. Le paso una mano por encima de la clavícula, bajo pasando por su pecho y su abdomen hasta llegar a su muslo. Lanza un gemido en respuesta a mis caricias.
— Hummm — Se queja debajo de mí.
Me siento entre sus piernas y de un tirón brusco le desprendo los botones de la camisa. Me quedo sin aire... es perfecta. Tiene puesto un conjunto de encaje bordó. Sus tetas tienen el tamaño indicado, tiene caderas pronunciadas, trasero hermoso y esa piel lisa como si estuviera echa de porcelana ¿Cómo pude estar tanto tiempo alejado de esta mujer?
— Eres hermosa.
Nunca me voy a cansar de decirlo. No me contesta pero no me importa. Le paso una mano por entre medio de los pechos y me palpita el miembro. Me quito la musculosa, quedando sólo en boxer. La veo que se muerde los labios y luego se quita la camisa. Nos quedamos sólo en ropa interior. Estoy desesperado por dejarla desnuda. Se sienta quedando en frente de mí, abraza mi cadera con sus piernas y se sostiene de mi nuca para poder besarme. La agarro del culo y la acerco a mi entrepierna.
La estrecho contra mi cuerpo y estiro mis manos hasta el broche de su sostén. Se quito de un tirón dejándola con el torso desnudo y luego le quito las bragas. Desnuda se ve como la diosa que es. La beso por todos lados mientras ella hunde sus manos en mi pelo, recibiendo mis caricias. Por su respiración, me doy cuenta que está excitada. Me quito el boxer y la veo ruborizada. Nos esforzamos por no hacer ruido pero es difícil. Me gustaría poder hacerla gritar.
Estiro la mano hasta mi mochila y saco un preservativo. Rasgo el envoltorio con los dientes sin dejar de mirarla a los ojos. El cabello negro le cae por los costados de su rostro, me devuelve una mirada algo tímida y sus mejillas están teñidas de rojo. Es increíble lo preciosa que es, maldición. Si esto es un sueño, tengo que despertar ya o enfermaré de amor.
Me siento más enloquecido que la primera vez que la tuve. Incluso casi desesperado por hacerla mía de nuevo. Ivanna me tiene loco de remate y creo que se da cuenta.
— Date vuelta. — Le ordeno con voz suave, intentando controlar mi ansiedad.
Me obedece y con un movimiento suave la tengo sentada sobre mi regazo con su hermoso culo y la entrada de su sexo a mi disposición. Trago saliva y cierro los ojos... luce preciosa. No puedo creer que la tengo como siempre quise. Me cuesta aguantar las ganas.
— Levanta tu hermoso trasero... así nena.
Me hace caso, puedo notar que sus brazos tiemblan ¿Está nerviosa? Deslizo el preservativo lo más rápido que puedo sobre mi miembro endurecido y luego con un movimiento suave se la voy metiendo lentamente... ¡Ay mierda! Largo un suspiro esforzándome por no hacer ruido. Su vagina aun esta muy apretada y me cuesta metérsela toda. Le corro el pelo y la beso en la nuca mientras siento como tomo su sexo.
— Mi hermosa... mi amor... — Susurro en su oído.
La embisto por segunda vez. Cierro los ojos con fuerza al sentir esa descarga de placer que sólo puedo conseguir con Ivanna. Puedo notar como ella aprieta con los puños las sábanas ¿Sentirá placer? Con una mano la agarro de una nalga, con la otra de la cintura y vuelvo a embestirla, pero esta vez no me detengo. Ya no puedo detenerme.
Se me escapan gemidos mientras a ella puedo escucharla respirar agitadamente. Estoy a punto de besarla en el cuello, cuando ella voltea su cabeza y me da un apasionado beso. Ese tipo de reacciones... Me dejan sorprendido.
Entro y salgo de ella con ganas. Jamás me había pasado de desear de esta manera a alguien... Incluso mientras estoy en pleno acto sexual con ella, se me cruza por la cabeza, saber cuando tendremos una próxima vez.
— Oh... Por favor. — Me ruega en un susurro.
— Eres mía, por fin eres mía.
Corresponde a mis palabras con un gemido. Necesito tenerla de frente. La tomo por los brazos, la volteo y la pongo a horcajadas sobre mí. Luce hermosa con el cabello revuelto y ruborizada. Me lanza ambos brazos al cuello y me besa dulcemente en la boca mientras yo vuelvo a meterle mi miembro.
Comienza a cabalgarme y gime contra mi boca. Necesito mirarla. Me despego de ella y la miro mientras me muerdo los labios. Me cuesta guardar silencio. Araño su espalda por la desesperación, puedo sentir que ella me clava las uñas también y eso sólo empeora todo.
— Déjame marca... — Le pido.
La agarro con ambas manos de la cintura y la ayudo a moverse más rápido sobre mi hombría. Se mueve con fuerza mientras apoya ambas manos en mis hombros. Estoy cerca de venirme... carajo.
— Así nena... asi... eres mía. — Mi voz suena entrecortada.
— Tuya cariño, solo tuya.
Me mira a los ojos al decir esto. Sus palabras me dejan aturdido, desorientado y totalmente desquiciado por ella. Llego al clímax apretando su piel y hundiendo mi rostro en su pelo. Ivanna se tapa la boca para no gritar para luego de unos segundos perder toda fuerza de su cuerpo y dejarse caer sobre mi cuerpo.
Aún agitado, la abrazo por la espalda, la acuesto sobre su almohada y luego me acomodo sobre ella. Su respiración es tranquila y tiene ojos cerrados pero yo se que está despierta. Le acaricio el cabello y con mi boca pegada a su mejilla le confieso lo que ya sabe que siento.
— Te amo... ¿Entiendes? y lo voy a hacer por el resto de lo que me quede de vida.

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No sin ella. [1] (BILOGIA)
RomanceJulián es un joven de 18 años, problemático, con problemas de ira e higiene debido a traumas de la infancia. En su último año de secundaria se encuentra totalmente perdido y sin dirección debido a drogas y alcohol. Todo lo que tiene es el sustento d...