Detective Reed.

Quien juega con fuego se acaba quemando.

Cuando me desperté, lo primero que hice fue revisar mi móvil, eran las diez de la mañana. Tenía cuatro llamadas perdidas de Laura y nueve de Gavin.

Dejé mi móvil encima de la mesilla y me dirigí a la cocina. El desayuno estaba servido desde hace horas. Encima del vaso de zumo de naraja, había una nota que debió dejar mi padre.

Me gustaría poder pasar el día contigo, pero Connor vino a buscarme y no me dejó quedarme en casa. Supongo que otro día podríamos hacer algo juntos, ya sabes, como en los viejos tiempos.

Te quiero mucho, pequeña.

Cogí la nota y la coloqué encima de la mesa. Me comí las tostadas, me bebí el zumo y después de fregar y recoger los platos, volví a mi habitación.

Sé que debería llamar a Laura, también a Gavin, pero no me apetecía hablar con nadie en ese momento. Quizás, lo mejor era que me alejase un poco de Gavin...

Encendí el ordenador y estuve buscando ofertas de empleo dentro de mis intereses, pero no encontré demasiado. Había una oferta para trabajar de camarera en un restaurante que acababan de abrir, no me hacía especial ilusión, pero por algo tenía que empezar. Así que les mandé mi curriculum por correo electrónico y les pregunté si me podrían hacer una entrevista.

Mientras esperaba a que me contestasen, aproveché para recoger y limpiar la casa. Después, saqué a pasear a Sumo y a lo que me quise dar cuenta, ya era la hora de comer.
Volví a casa para prepararme algo y cuando terminé de comer, me tumbé en el sofá pensando que, por fin, podría descansar un poco, pero mi móvil comenzó a sonar haciéndome saltar del susto.

- Hola, Hannah. Soy yo, Laura - Dijo nerviosa.

- ¿Qué tal, Laura? - Pregunté desganada.

- Necesito hablar contigo sobre lo del otro día, por favor. Entiendo que estés enfadada, pero por favor, deja que me explique. Está bien si tu no quieres hablar, pero por lo menos, escúchame.

La verdad es que no me apetecía quedar con ella, pero llevábamos mucho tiempo siendo amigas y no me gustaría que nuestra amistad se terminase por una pelea tonta.

- Vale, ven cuando quieras. - Dije secamente.

- ¡Estaré allí en un cuarto de hora! - Exclamó con felicidad.

Pensé en llamar a Gavin, pero tampoco sabía que iba a decirle, así que no lo hice. Hice algo de merendar, por si Laura tenía hambre. Yo desde luego no me tomaría más que un café, pues acababa de comer hace nada.

El timbre de mi casa sonó, Laura había llegado. Caminé hasta la puerta principal y le invité a pasar. Las dos nos dirigimos a la cocina. Serví los cafés y coloqué la bandeja de galletas encima de la mesa.

- Quería pedirte perdón por lo del otro día, debí avisarte de que Jason vendría. Y aquella noche, en el concierto, también debería habértelo dicho. Lo siento, de verdad. Te prometo que no volverá a pasar. - Realmente parecía arrepentida. Parecía hasta un poco triste.

- Vale, no pasa nada. Ya está olvidado, tan solo, no vuelvas a hacerlo. - Sonreí ligeramente para no sonar tan dura.

- ¿Oye, y qué ha pasado? Ayer tu padre me llamó como seis veces a las tres de la mañana.

" A ver como te lo explico" pensé.

- Estaba durmiendo con Gavin, habíamos estado toda la noche por ahí y no quería volver a mi casa. Así que él me dejó quedarme en la suya. Mi padre vino a buscarme de madrugada, tendrías que haber visto el lío que se armó...

- ¡Madre mía, Hannah! Vale, pero entonces... ¿Gavin y tú estáis juntos? O sea, quiero decir, ¿oficialmente? - Laura no terminaba de entenderlo.

- Sí, de hecho, me lo pidió ayer mismo. Así que sí, estamos juntos. - Intenté explicarle.

- Siempre has dicho que no te fijarías en los chicos malos. Pues en menudo te has ido a fijar...Y ya sabes que quien juega con fuego se acaba quemando. Gavin Reed te llevará hasta el límite...

Laura tenía razón y yo ya lo sabía, supe que el detective Reed me traería problemas desde el día en que lo conocí, pero me daba igual. O al menos, eso creía. No pensaba que se amaría tanto revuelo con nuestra relación. Quizás, debería olvidarme de él. Aunque, por mucho que quisiera, que no era así, no podría.