Soneto de amor oscuro

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Nocturna, de repente, tú llegaste
en tinieblas, de la nada, a mi vida,
con tu piel y la ropa desvestida
que tú, sin decir nada, te quitaste.

Me acuerdo de tu boca, mordisqueaste
de paseo por mi piel, y de la herida
de amor que me dejaba su mordida,
creciente en su parada; ¡qué contraste!

Y no recuerdo más, o sí recuerdo,
pero quiero olvidar que es el dinero
que yo tengo de más, y te procuro,

el que da fundamento a este acuerdo
que tu finges de amor, y yo te quiero,
aunque sé que es, el tuyo, amor oscuro.




Relicario de aullidos disecadosWhere stories live. Discover now