Capítulo Treinta y Cinco: Detrás del velo

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De pronto todo se volvió negro. Como si estuviera en un profundo sueño del que no quisiera ser despertada al cabo de unos días. Pero, no todo siempre fue oscuro. De repente _____ estaba en la habitación que tenía un arco con velo en el centro. Todos sus amigos tenían sus varitas en mano, alertas al momento indicado de atacar a un mortifago. La Orden del Fénix extrañamente estaba ahí, peleando junto a los estudiantes de Hogwarts. _____ intentó divisar a Harry entre la multitud de hechizos que sus compañeros lanzaban. Bajó corriendo con dificultad las gradas de piedra y finalmente vio a Harry, que estaba luchando contra Lucius Malfoy; pero también había otra figura intentando aturdir al mortifago... Era Sirius.
Saltó de un brinco la última grada y sacó rápidamente su varita para ayudarlos.
DESMAIUS! -gritó _____, mas sin embargo, el haz de luz roja atravesó el cuerpo de Malfoy como si no fuera más que vapor. Entonces volteó a ver a Harry, este seguía concentrado peleando y no se había percatado de su presencia. Puso la mano en su hombro, pero aún así éste no le hacía caso.
En ese pequeño instante, _____ vio una luz verde. Ahora dirigió su vista hacia Lucius, pero estaba intacto. Sirius tenía muy abiertos los ojos, sorprendido.
Dio la impresión de que Sirius tardaba una eternidad en caer: su cuerpo se curvó describiendo un majestuoso círculo, y en su caída hacia atrás atravesó el raído velo que colgaba del arco.
_____ vio la expresión de miedo y sorpresa del consumido rostro de Sirius, antes apuesto, mientras caía por el viejo arco y desaparecía detrás del velo, que se agitó un momento como si lo hubiera golpeado una fuerte ráfaga de viento y luego quedó como al principio.
Harry se quedó viendo el velo como si estuviera esperando a que su padrino se levantara en ese instante y volviera a la pelea. _____ abrazó a Harry, aunque sabía que él no la sentía; le plantó un largo beso en su mejilla, y decidida, tomó rumbo hacia el arco, a investigar lo que había detrás de este.
Al atravesarlo sintió un intenso escalofrío por todo su cuerpo. Se había transportado a una especie de bosque, donde sus arboles estaban considerablemente separados y que estaba rodeado por un gran lago. Ese lugar se le hacía vagamente familiar.
Giró su cabeza en todas direcciones, con la esperanza de encontrarse con algo o alguien. Avanzó con paso lento hacia un haya y se sentó junto a este a observar el gran lago. Minutos después, una figura se sentaba a su lado. Era realmente muy guapo. Con solo verlo podías deducir que era el típico hombre perseguido por mil chicas. Al parecer también le llamaba la atención la belleza del lago que los rodeaba, pues pasó largos segundos observándolo, hasta que decidió abrir la boca para hablar:
-Casi mueres, ¿lo sabes? -preguntó su grave pero tranquilizadora voz, de aquellas que te hacían sentir protegido cuando las oías. Entonces _____ lo reconoció al instante; era Sirius, solo que más joven y por lo tanto más apuesto.
-¿Sirius?
-El mismo, pero renovado -contestó este con una sonrisa.
-¿En dónde estamos? ¿Qué acaba de pasar? -preguntó la chica con preocupación; había cruzado el velo para ver si encontraba a Sirius, pero no de tal manera.
-Estamos en los jardines de Hogwarts -explicó él, bastante calmado-. Yo acabo de morir, Bellatrix no tiene corazón. Tú estás nada más que inconsciente, pero como te dije antes, casi mueres. Fue un golpe muy duro para tu cabeza, ¿no? Y combinado con un potente hechizo aturdidor, ya puedo imaginarme yo...
-¿Pero qué estoy haciendo aquí contigo? -interrumpió con brusquedad _____, que se había levantado de un brinco- Tú estás muerto... ¿Yo qué hago contigo?
-Decidí acompañarte un poco, no te cae mal -dijo Sirius, mientras se daba la vuelta con intención de dar un paseo por el bosque. _____ rápidamente lo siguió- Dile a Harry de mi parte que todo estará bien... que no se preocupe por mí. Tengo bastantes ganas de ver a James y a Lily, todo esto tuvo sus beneficios.
-¿Cómo? ¿Están aquí ellos también?
-Oh, no. Ahorita estamos en tus sueños, _____. Solo estás inconsciente.
-¿Y cuándo se supone que voy a despertar?
-No falta mucho -respondió Sirius mientras checaba su reloj de mano-. Ya llevas así dos horas.
-¿Qué? -saltó _____, alarmada-. Siento como si hubieran sido minutos...
-El tiempo es impresionante, ¿no?
-Lo es...
-Antes de irme -continuó Sirius, como si no hubiera dicho nada en todo lo que llevaban juntos-, me gustaría preguntarte algo: ¿por qué no usaron lo que les di en Navidad para verificar donde estaba? Digo, se hubieran ahorrado todo esto...
_____ se quedó mirándolo, estupefacta. ¿Cómo no se les había ocurrido antes?
De repente Sirius había desaparecido de su vista. Vio cómo todo avanzaba de reversa. A ella atravesando el velo, al mortifago aturdiéndola, corriendo en la sala de las Profecías, cruzando el umbral de la puerta del Departamento de Misterios...
Entonces pegó un brinco. Se sentía adolorida, le dolía sin control su cabeza... Abrió con extrema dificultad sus ojos, mientras escuchaba débiles llantos de una muchacha. Eran los de Hermione.
Cuando abrió finalmente por completo sus ojos, la vio sentada apoyada en la pared justo a su lado. Al parecer se encontraban en la habitación de puertas negras.
-¿H-Herms? -musitó _____ con voz apenas audible. Parecía que la chica estaba esperando oír un susurro de aquella voz, porque en cuanto la escuchó, se limpió las lágrimas y volteó a verla.
-¡_____! -Hermione se acercó más a ella- ¡Por fin!
_____ intentó levantarse pero a decir verdad apenas podía respirar de lo que le dolía su cuerpo entero. Hermione la ayudó a ponerse de pie a como pudo. Una vez que _____ se paró, le dio un fuerte abrazo a su hermana, y esta se lo correspondió aliviadamente.
Tras minutos después, las hermanas se separaron y se sonrieron. Pero no tardaron en captar que no era el momento adecuado. Salieron con la rapidez que sus pies les permitían hacia el elevador para dirigirse al vestíbulo del Ministerio. Hermione apretó el número 1 y al instante este empezó a ascender.
-¿Qué ha pasado? -pregunto _____, con ansias ganas de escuchar algo que no tuviera relación con su sueño.
-P-pues... -a Hermione se le habían humedecido los ojos, y empezó a llorar de nuevo-Sirius ha muerto...
_____ reaccionó tranquilamente ante esa revelación, pues sabía que lo más seguro sería que esas palabras salieran de la boca de su hermana.
Las puertas del ascensor se abrieron de par en par. Salieron inmediatamente de él, y mientras avanzaban, observaban una muy curiosa escena.
-¡Estaba aquí! -gritó un individuo ataviado con una túnica roja y peinado con coleta que señalaba un montón de trozos dorados que había en el otro extremo del vestíbulo-. ¡Lo he visto con mis propios ojos, señor Fudge, le juro que era Quien-usted-sabe, ha agarrado a una mujer y se ha desaparecido!
-¡Lo sé, Williamson, lo sé, yo también lo he visto! -farfulló Fudge, que llevaba un pijama bajo una capa de raya diplomática y jadeaba como si acabara de correr una maratón-. ¡Por las barbas de Merlín! ¡Aquí! ¡Aquí, en el mismísimo Ministerio de Magia! ¡Por todos los diablos, parece mentira! ¡Caramba! ¿Cómo es posible?
-Si baja al Departamento de Misterios, Cornelius -sugirió otra figura que _____ reconoció como Dumbledore-, encontrará a unos cuantos mortífagos fugados retenidos en la Cámara de la Muerte, inmovilizados mediante un embrujo antidesaparición, que esperan a que decida qué hacer con ellos.
-¡Dumbledore! -exclamó Fudge con perplejidad-. Usted... aquí... Yo...
Entonces miró salvajemente a los aurores que lo acompañaban y quedó clarísimo que estaba a punto de gritar: «¡Deténganlo!»
-¡Cornelius, estoy dispuesto a luchar contra sus hombres y volver a ganar! -anunció Dumbledore con voz atronadora-. Pero hace solo unos minutos con sus propios ojos ha visto pruebas de que llevo un año diciéndole la verdad. ¡Lord Voldemort ha regresado, y en cambio hace doce meses que está usted persiguiendo al hombre equivocado; ya es hora de que empiece a usar la cabeza!
-Yo... no... Bueno... -balbuceó Fudge, y miró alrededor como si esperara que alguien le dijera lo que tenía que hacer. Como nadie decía nada, añadió-: ¡Muy bien! ¡Dawlish! ¡Williamson! Bajen al Departamento de Misterios a ver...
-Quiero que dé la orden de echar a Dolores Umbridge de Hogwarts -sentenció Dumbledore-. Quiero que diga a sus aurores que dejen de buscar a mi profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas para que pueda volver a su trabajo. Voy a darle... -Dumbledore sacó un reloj con doce manecillas del bolsillo y lo consultó- media hora de mi tiempo esta noche; creo que con eso bastará para repasar los puntos más importantes de lo que ha ocurrido aquí. Después tendré que regresar a mi colegio. Si necesita usted más ayuda de mí, no dude en consultarme en Hogwarts, por favor. Me llegarán todas las cartas dirigidas al director.
Fudge miraba a Dumbledore con unos ojos más desorbitados que nunca; tenía la boca abierta y su redondeado rostro estaba cada vez más sonrosado bajo el desordenado cabello gris.
-Yo..., usted...
Dumbledore le dio la espalda.
-Agarra este traslador, Harry -Le tendió la dorada cabeza de la estatua y Harry le puso una mano encima-. Me reuniré contigo dentro de media hora -le aseguró Dumbledore quedamente-. Uno, dos, tres...

The little Granger. (Harry Potter y tú)Where stories live. Discover now