Con los ojos cerrados Amanda tomó aquella mano que la impulsó a continuar. Todo había valido la pena. Un olor a rosas y el rumor del mar que le recordaban al paraíso. Un cántico celestial que al compás de la voz de Piero le llegaba al oído con el "Ave María".
-"Yo te escogí a ti, sí a ti, porque me di cuenta que encontraste mi punto débil, y fuiste el único que descubriste la forma para calmar mi alma un poco indomable. Te escogí porque me di cuenta que valías la pena, valías los riesgos, valías la vida."
Amanda leyó estás palabras que marcaron su vida. Sus palabras llevadas por el viento latían junto con su corazón, aún seguía con los ojos cerrados y apretando dulcemente aquellas manos.
-"No nos prometamos nada eterno, si se da una historia corta, sintamos cada punto, cada coma, cada letra, hasta el final. Vivamos éste amor como los bohemios, como lo hacen pocos, como si fueramos locos." –Él leyó estas palabras de Margie Valle para Amanda.
Su manola apretó con fuerza. Estaba plena.
-Amor, por ti respiro y en tu piel mi sueño escribiré. A tí me entregaré, fiel seré, siempre contigo hasta el final. -La voz de Ignazio entró a sus oídos cantando almacenándose en tu corazón.
Amanda temblaba llorando de alegría. Abrió los ojos para perderse en su mirada, él en su sonrisa. Ignazio la sostenía con ambas manos, frente a frente. A la izquierda de Amanda su familia y los demás invitados. Los violines al fondo y Piero sonriendo. El camino de gala por donde había entrado del brazo de su padre. El pequeño Gian cargado por su madre en los asientos principales. Romina que lloraba y secaba sus lágrimas con un pañuelo que hacía juego con su vestido. Amanda cerró los ojos de nuevo, buscándole título a su gran historia de amor: "necia", comprendiendo que la necedad no era más que una ilusión, aferrarse a una realidad virtual que servía de motor para seguir luchando y alcanzando un poco más sus ideales.
Con la necedad Amanda entendió que no era lo mismo desear. Quizá uno no comprenda esto hasta más tarde, hasta saber que la vida nos pone en un camino donde uno es el dueño de sus instintos, de su cuerpo, de sus manos que dan vida, de sus manos que crean, de sus manos que se vuelven necias; aun saber que la necedad hace esforzarnos un poco más, la necedad en parte es anhelar. El destino siempre está escrito, sólo nos toca decidir el camino. Desear las cosas con sus pros y sus contras, desear las cosas bien, especificando con puntos y señales, la necedad no sólo nos hace desear, es hacer que pase.
-Acepto –Amanda abrió los ojos para mirar a su compañero de vida. Para mirar esos ojos y morirse en su sonrisa. Cosa parecida a la vida, donde el Sol se muere por ver la sonrisa de la Luna. Sólo por esa sonrisa, por esa voz, por esa mirada, por su olor, por su ser.
Ignazio no la soltaría jamás. Era él su realidad, su verdad.
Entonces, ese era el título; así fue que Amanda comprendió que había deseado siempre morir en sus brazos, vivir un verdadero amor. Así es que es verdad lo que dicen: que las manos se vuelven necias cuando se trata de amor.

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Mis manos necias
RomanceA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...