Llegaste tú 2 || Gemeliers

Capítulo 83.

Viernes, 20 de febrero

Narra Dani.

—Dani: va a ser un fiestón -aseguro

—Paula: ¿y tus padres dónde van a quedarse? -pregunta

—Dani: van a hacerse una escapadita a Málaga durante todo el fin de semana y vuelven el lunes -explico

—Paula: qué suerte tienes, capullo -bromea golpeando mi hombro

Suelto una leve risa y niego con la cabeza. En realidad no me siento nada afortunado. Paso la lengua por el papel del cigarro de liar que estoy elaborando y le devuelvo el paquete a su dueño. Justo cuando voy a pedir un mechero, veo a Sara salir del instituto acompañada de mi hermano, Ana y algunos más. Vienen hacia nosotros. Joder. Trago saliva apartando el cigarrillo de mi boca y lo sostengo en la mano.

—Jesús: buenos días -saluda sonriente al llegar- cabemos todos, ¿no? -toma asiento a mi lado

Varios hablan afirmando y se acomodan para hacerles hueco. Otros inician una conversación. Suspiro sonoramente y miro a mi gemelo interrogante. ¿Por qué han venido? Jesús sabe que cuando prefiero salir a la hora del recreo es porque no me apetece ver a Sara, ¿por qué viene entonces?

—Jesús: a Ana se le ha olvidado las llaves de casa y Álvaro va a venir a dárselas porque él trabaja y sus padres también -justifica

Alzo las cejas y me muerdo la lengua. Genial. He visto a Álvaro pocas veces en este mes, pero han sido suficientes. Solo nos hemos visto cuando ciertos días él iba a recoger a Ana a mi casa y yo volvía de la autoescuela. Las únicas palabras que hemos cruzado han sido "holas" distantes. No me gusta verlo. Tolero su presencia pero no me gusta verlo, al igual que no me gusta ver a Sara. La diferencia es que cuando lo veo a él siento rabia y cuando veo a Sara siento dolor. Supongo que esos sentimientos se deben a las distintas relaciones que tenía con ambos: Álvaro era mi mejor amigo y de Sara estaba enamorado. Rectifico: de Sara estoy enamorado.

El dolor que siento al verla no es apenas comparable al que sentía cuando todo esto era reciente. Puede que el hecho de verla a diario me haya ayudado a sanar o quizás simplemente me he acostumbrado a la sensación, pero, aún así, prefiero no tenerla cerca.

—Jesús: ¿no ibas a fumar? -me pone a prueba

—Dani: vete a la mierda, Jesús -me molesto

Sabe de más que no me gusta que Sara me vea fumar, lo que no sabe es que tampoco me hace ninguna gracia que me vea él. Cuando fumo delante de personas importantes para mí me siento mal. Sé que esto no es bueno y sé que ellos saben que no es bueno. En cierto modo podemos decir que me estoy matando, y no me agrada que la gente que me importa sean mis espectadores.

—Jesús: voy a tener que buscar una excusa para hacerla salir aquí más a menudo -masculla vacilante refiriéndose a Sara

Niego. Si me cohíbo delante de ella todo el mundo pensará que me sigue importando su opinión y, a pesar de que sea verdad, lo que estoy intentando es hacerles creer todo lo contrario. Quizás así termino convenciéndome hasta a mí mismo de que la he superado. Eso es justo lo que debería hacer: superarlo de una vez.

—Dani: Andrés, pásame el mechero -suelto

Y me enciendo el cigarro ante la mirada indignante de mi hermano.

Ha sido un mes raro. Él volvió con Ana y dejó de comportarse como un auténtico imbécil, pero nuestra relación se ha mantenido igual, es decir, seguimos estando distantes el uno con el otro. No tenemos la misma complicidad que antes y eso, en cierto modo, me duele. Puede que ambos necesitemos pasar más tiempo a solas, pero eso no significa que también tengamos que perder parte de nuestra confianza.