Llegaste tú 2 || Gemeliers

Capítulo 31.

Narra Sara.

Abro los ojos y vuelvo a cerrarlos fuertemente.

Por la ventana entra una claridad cegadora que hace que mi dolor de cabeza sea aún más intenso.

Sara: joder -murmuro en una queja

Doy una vuelta en la cama y un olor familiar inunda mis fosas nasales.

No. No puede ser.

Vuelvo a abrir los ojos -esta vez como platos- para comprobar que, sí, Dani está durmiendo justo a mi lado.

Mi vista se posa en mi vestido rojo, que está encima de su escritorio.

Levanto las sábanas y veo que llevo puesta una sudadera suya.

No me acuerdo de nada y me empiezo a poner nerviosa.

Madre mía Sara, qué has hecho.

Cierro los ojos y resoplo.

Me levanto de la cama y voy hasta la ventana a tientas.

El dolor punzante se intensifica en cuanto pongo un pie en el suelo.

Consigo bajar la persiana y mantengo los ojos entreabiertos.

¿Esto se llama resaca?

Sara: Dani -lo llamo

Necesito saber qué hago aquí, por qué he dormido con él y qué ha pasado.

Voy a acercarme a la cama cuando siento un mareo increíble que hace que me apoye en una silla.

Joder.

Sara: Dani -vuelvo a llamarlo

Me siento en la silla y apoyo los codos en mis rodillas para después taparme la cara con las manos.

Todo me da vueltas.

Y este imbécil no se despierta.

Sara: Daniel -digo un poco más alto

Unas importantes náuseas se apoderan de mí.

Dani: ¿qué pasa? -murmura con voz de dormido

Me levanto rápidamente y entre el mareo y el dolor de cabeza no sé cómo consigo llegar al baño sin caerme al suelo.

Me arrodillo frente al váter y en dos segundos comienzo a vomitar.

Escucho unos rápidos pasos que vienen hacia mí y deduzco que es Dani el que me sujeta el pelo.

Tras un par de minutos del mismo modo, parece que he terminado.

Dani: ¿ya cariño? -me pregunta

Asiento.

La vergüenza que siento ahora mismo es real.

Me levanto con dificultad y él suspira. Me siento realmente floja.

Dani: acuéstate otra vez -me acaricia la mejilla- voy a hacerte el desayuno