En Llamas: Punto de Vista de Peeta Mellark

Sacrificio

Los mutos se abalanzan sobre nosotros con los colmillos y garras preparados para destrozarnos. Cada vez que uno de esos animales arremete contra mi siento perder el equilibrio, apuesto que esta era la idea de los organizadores del juego ¿Qué tan difícil puede ser matar a un vencedor que ya se encuentra en desventaja por una herida previa? Aun asi logro apuñalar a cada bestia que se acerca a mi, su piel no es muy gruesa como parece y la adrenalina hace que mis movimientos sean mas fuertes y certeros. Katniss, Finnick y yo nos colocamos en triangulo, a pocos metros de distancia, dándonos la espalda, tratando de cubrir la mayor cantidad de espacio y evitar un ataque sorpresivo.

- ¡Peeta! – Grita Katniss. - ¡Tus flechas!

Me vuelvo para ver que sucede y veo a Katniss con su cuchillo en la mano y sus ojos desesperados al encontrarse fuera de su elemento. Intento de sacarme el carcaj de flechas de sobra que tomamos en la cornucopia, cuando sucede. Un muto salta de un árbol e intenta clavar sus colmillos en mi pecho, en mi garganta, en el primer lugar disponible para saciar su sed de sangre. Mi brazo que segundos antes se encontraba buscando el carcaj de Katniss quedo incapacitado, atrapado entre mi cuerpo y el de la bestia, solo puedo seguir intentando sacar las flechas del carcaj colgando en mi espalda. Incluso si llegara a sacar las flechas demasiado tarde, sabré que Katniss tiene su arma ideal, sabré que ella podrá seguir defendiéndose. Las garras del muto empiezan a desgarrar la piel en mi brazo, cuando de repente siento que alguien me empuja hacia atrás zafándome del agarre de la criatura. Y asi de la nada, materializándose ante nuestros ojos, casi como su hubiera estado con nosotros todo el tiempo aparece la morphling del distrito seis. Por tan solo unos magníficos segundos pienso que esta todo bien, la tributo del distrito seis me empujo y logro evitar la garra del muto, y es allí cuando noto la sangre que empieza a caer de su boca. Sin importarle el dolor , ella aun avanza sobre el mono, irguiéndose derecha y extendiendo sus brazos para  crear una especie de barrera entre el y yo, obstaculizando el camino para que tome la carnada mas fácil. La bestia entierra sus colmillos en el pecho de la morphling que suelta un chillido de dolor en respuesta. Completamente horrorizado y confundido por lo que acaba de suceder corro hasta ellos y apuñalo una y otra vez al muto en la espalda. Es tarde, demasiado tarde ¿Por qué? ¿Por qué tuvo que hacer eso? Pateo el cuerpo de la bestia que ha caído al suelo, aun con vida pero gravemente herido

-¡Vengan entonces! ¡Vengan!- grito con la rabia hirviendo en mis venas.

 Otra muerte por mi culpa…

Pero algo ha sucedido con los mutos, lentamente retroceden, hasta que pronto desaparecen en la espesura de la selva.

-Tomala- me dice Katniss – Nosotros te cubrimos

Levanto a la morphling en mis brazos con mucho cuidado de no tocar sus heridas. Ella suelta un débil gemido cuando la dejo tendida en la arena a unos cuantos metros de donde sucedió el ataque. Katniss se acerca a ella y corta su mono para revelar la gravedad de la situacion, tiene cuatro incisiones profundas sobre su pecho, no parecen muy graves pero todos sabemos que lo son. La respiración entre cortada y jadeante de la vencedora del distrito seis nos indica que el daño esta hecho en sus pulmones, no hay mucho que podamos hacer. Ni siquiera su cuerpo podría dar batalla por ella, esta desnutrida porque se rindió ante el morphling intentando de escapar. No puedo culparla ni juzgarla, pasé tantas noches en las cuales quería buscar alguna salida fácil, tal vez me hubiera rendido ante ese vicio tan fácilmente como ella lo hizo. Conozco su mundo, el mundo de colores y sonidos, suena como un lugar tan bello para escapar de las pesadillas. Es mi mundo, aunque mi mundo a pesar de estar rodeado de colores también tiene dolor en el, el morphling en cambio debio haber puesto a dormir ese demonio dejando tan solo la experiencia de sumergirte en los diversos matices.  

Katniss esta a un lado de ella sosteniendo su mano, y yo me arrodillo del lado opuesto. Ambos miramos a la morphling intentando de buscar alguna forma de consolarla, de darle calma en sus últimos minutos.  Me sorprendo de mi mismo al encontrarme acariciando su cabello, ella es como yo, atravesamos la misma ruta de escape pero usamos distintos medios para llegar a ella

-En casa,- digo con vos suave, es mi confesión, ella y yo somos iguales- con mi maletín de pinturas, puedo hacer todos los colores imaginables. Rosa tan palido como la piel de un bebe. O tan profundo como el ruibarbo. Verde como la hierba en primavera. Azul que resplandece como el hielo sobre el agua.- Su atención esta completamente en mi, aunque puedo  escuchar cada respiración dolorosa que retumba en su pecho- Una vez, me pase tres días mezclando pintura hasta que encontré el tono adecuado de la luz del sol sobre pelaje blanco. Veras, no dejaba de pensar que era amarillo, pero era mucho mas que eso. Capas de todo tipo de colores. Una por una- La respiración de la morphling se vuelve mas superficial- Aun no he conseguido un arcoíris, vienen tan rápido y se van tan pronto. Nunca he tenido tiempo suficiente para capturarlos…- digo dando a entender que su hora ha llegado y que la mia también lo hara dentro de poco, no tendre el tiempo para capturar arcoiris-  Solo un poco de azul por aquí o morado por alla. Y despues se desvanecen de nuevo. De vuelta al aire.

La vencedora del distrito seis levanta una temblorosa mano y pinta con su sangre un flor sobre mi mejilla.

-Gracias- susurro- Es precioso

Y en ese instante su rostro se ilumina con una sonrisa, es como si el dolor hubiera cesado, es como si en realidad tan solo existiera ella y sus colores. Finalmente exhala su ultima respiración y en la selva resuena el cañon. Y asi como el arcoíris se desvanece, también lo hizo ella, dejando en su legado la historia de como arruino su vida al rendirse ante una adicción, pero las personas mas inteligentes sabran que no fue debilidad, fue la única manera de poder convivir con los demonios que el Capitolio le habia obsequiado.

La levanto en mis brazos hasta llegar al agua, la dejo allí flotando y le doy un beso en la frente “¿Por qué?” susurro, no entiendo porque se sacrifico por mi, porque se interpuso entre el muto y yo, porque decidio morir.