La Espita

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Mags es una mujer muy especial en todos los sentidos. Aun no entiendo bien la razón por la cual no puede comunicarse normalmente con todos, tal vez sea porque sus ojos y sus gestos hablan mejor que las palabras. Ella ya lo sabe, estuvo todo el tiempo distrayéndome para que deje de preocuparme por la ausencia de Katniss, ayudándome a tostar los frutos y creando cuencos para colocarlos. Es una mujer llena de recursos, y para su avanzada edad esta llena de energía, ademas de dedicar tiempo a distraerme también se las ingenio para crear una especie de cabaña con Finnick.

Finalmente Katniss regresa de su búsqueda de alguna fuente de agua

-No. No hay agua. Aunque esta allí. El sabia donde estaba- dice Katniss levantando una especie de roedor  que cazó-Habia estado bebiendo hacia poco cuando le dispare en un arbol, pero no pude encontrar su fuente. Lo juro, cubri cada pulgada de suelo en un radio de treinta metros.- nos cuenta un poco decepcionada de si misma

-¿Podemos comerlo? – pregunto notando que tal vez sea mejor tener una comida mas sustancial que unos cuantos frutos

-No lo se con seguridad. Pero su carne no parece muy distinta a la de una ardilla. Deberia

ser cocinado . . . – Vacila Katniss  que seguramente piensa lo mismo que los demás: no podemos encender una fogata atraerimos la atención. Despues de mirar por un momento al roedor se me ocurre que tal vez el campo de fuerza sea lo suficientemente fuerte para asar la carne en pequeños trozos.  Corto un cubito de carne y lo clavo en un  palo que afile previamente para que no se soltara cuando reciba el choque eléctrico, lo arrojo contra el campo de fuerza y con un chasquido rebota de vuelta a mi. El trozo de carne esta ennegrecido por fuera pero bien cocinado en el centro. Mis aliados me dedican una pequeña ronda de aplausos pero se detienen abruptamente al recordar en donde estamos. Empezamos a comer con tranquilidad despues de que Finnick nos explica que Mags reconocio el fruto de uno de los juegos antiguos. Hemos comido como dioses,  para ser nuestra primera cena en la arena, pero aun asi no podemos detener los efectos de la deshidratación

El sol se esconde poco a poco  tras el horizonte, dejándole el cielo libre a una enorme luna blanca que nos proporciona de su luz para mantenernos en guardia. Durante horas hemos conversado sobre el juego, el ambiente, las fuentes de comidas, la posible  ubicación de agua pero poco a poco nuestras voces empiezan a ceder ante el silencio. Nos sentamos en fila frente a la entrada de la cabaña que es el poco refugio que nos protege de ser descubiertos inmediatamente por el enemigo. Me siento junto a Katniss y coloco mi mano sobre la suya, es nuestra primera noche y a pesar de haber muerto una vez no temo a hacerlo de nuevo y no volver, mi miedo es por ella. Hace pocos días el miedo por la eventual hora en la que llegue mi muerte me paralizaba, pero porque temia a lo desconocido, ahora se de lo que se trata y no parece malo en lo absoluto. No puedo afirmar que es lo que me pasó con exactitud, o lo que le paso a mi alma cuando ya no estuve en mi cuerpo, pero recuerdo la tranquilidad y la ausencia de dolor y a comparación de esto no parece una idea tan mala. Sin embargo estoy seguro de algo, sea donde sea que estuve, estaba lejos de Katniss, no sentía su presencia, no podía verla, ni escucharla y aun no estoy preparado para dejar de hacerlo.

El sello del Capitolio aparece en el cielo mientras el himno resuena de la nada en el aire. Me pregunto si Finnick y Mags tienen algún amigo verdadero dentro de este domo ¿Se entristecerían al ver el rostro de alguno de sus viejos conocidos en el cielo? ¿O tan solo tendrían ese sentimiento extraño entre tristeza, por la perdida de otra vida en esta arena, y alivio porque no es tu rostro el que aparece junto al de los demás fallecidos? El primero en aparecer es el tributo masculino del distrito cinco. Lo único que eso puede significar es que el grupo tradicional de profesionales esta completo y aun peleando por sobrevivir. El siguiente caído es el hombre morphling del seis, siento un poco de culpa ya que ni siquiera pude aprenderme su nombre durante las sesiones de entrenamientos; Cecilia y Woof del ocho; los dos tributos del nueve, la mujer del distrito diez y Seeder del 11.  El sello del Capitolio da por terminado su momento para honorar a los caidos y el cielo vuelve a quedar iluminado tan solo por la luz de la luna.  No puedo evitar pensar en los tres hijos de Cecilia ¿Ya sabran que su madre no volverá a casa? Uno de ellos era muy pequeño para entender lo que sucedia, ojala no sea tan pequeño para olvidar a su madre. Desearia que estos juegos tuvieran un sentido, que dejar a unos niños huérfanos de madre fuera sirviera de algo. Desearia que a esos niños se les pudiera garantizar  que el nombre de ningún miembro  en su familia volverá a caer dentro de la urna de posibles tributos. Pero nadie puede garantizar eso, incluso cuando estaba garantizado que su madre una ganadora de los juegos nunca volveria a participar de ellos, murió aqui.

Minutos mas tarde, tal vez horas es difícil saber cuanto tiempo ha pasado, el silencio se ve interrumpido por la llegada de nuestro primer paracaídas. Nuestro primer regalo cae entre el follaje pero nadie se levanta a buscarlo

-¿De quien piensan que es?- dice Katniss

-Ni idea- responde Finnick- Porque no dejamos que Peeta lo reclame, ya que murió hoy.

Me pongo de pie y camino unos cuantos pasos hasta encontrar el paracaídas, dentro de el hay un pequeño objeto metalico que no puedo identificar.

-¿Qué es eso?- Pregunta Katniss pero nadie sabe. Es un tubo metalico hueco, ligeramente afilado en un extremo , y en el otro extremo un pequeño labio se curva hacia abajo.  Pruebo soplando por un extremo para ver si produce algún sonido, Finnick por su parte se lo coloca en el meñique a modo de arma.

-¿Puedes pescar con el, Mags? ― Pregunta Katniss. Mags, que puede pescar casi con cualquier

cosa, sacude la cabeza y gruñe.

Katniss toma el objeto por segunda vez y lo gira de un lado para el otro sobre la palma de su mano. Lo mira como si intentara de descifrar una especie de acertijo, prácticamente puedo ver como giran las ruedas de pensamiento en su cabeza cada vez que frunce el seño. Finalmente, frustrada, lo  clava en la tierra.

-Me rindo. Tal vez si nos juntamos con Beetee o Wiress pueden averiguarlo.- dice con un largo suspiro. Katniss se estira contra la estera de hierba sin quitarle los ojos al misterioso objeto, mientras empiezo a masajear  un punto tenso entre sus hombros. Katniss se relaja en mis manos y cierra sus ojos por un momento, esta pensando en cosas agradables lo se por la pequeña sonrisa que se le dibuja en los labios.

-¡Una espita!- exclama Katniss sentandose repentinamente

-¿Qué?- pregunta Finnick

La palabra suena familiar en mi cabeza pero no termino de recordar en donde la había escuchado antes. Katniss saca el cilindro del suelo y lo limpia observandolo con renovada curiosidad

- Es una espita. Algo asi como un grifo. Lo pones en un arbol y sale la savia.-dice Katniss mirando los arboles a su alrededor  -Bueno, en el tipo adecuado de arbol.

-¿Savia? -Pregunta Finnick. Tampoco tienen el tipo adecuado de arboles junto al mar.

-Para hacer sirope. –Digo recordando por primera vez en donde escuche la palabra, lo escuche del padre de Katniss. Antes de que Katniss empezara a tocar la puerta trasera de la panadería, era su padre quien lo hacia, pero el nos vendia toda clases de cosas no solo carne de la caza, entre ellas la savia para hacer sirope. Mi padre una vez le preguto como hacia para obtener grandes cantidades de savia y el le comento que había fabricado una espita y lo extraía de arboles en el bosque. Ellos no eran amigos, pero siempre fueron muy cordiales el uno con el otro, y sabían que a pesar de todo podían confiarse cosas. El padre de Katniss sabia que el mio no se atrevería a entrar al bosque, ni a robarle la espita, sin importar su pasada rivalidad por la mujer que ambos amaban.

- Pero debe de haber algo distinto dentro de estos arboles.-les digo

 Finnick se pone en  marcha a clavar a golpes la espita en la corteza verde de un arbol inmenso, pero Katniss lo detiene

-Espera. Podrias estropearlo. Necesitamos perforarlo primero.- le dice

Mags ofrece su punzon y  lo clavo directamente en la corteza, enterrando la punta aproximadamente  cinco centimetros en el tronco. Nos turnamos con Finnick para abrir un agujero con el punzon y los cuchillos hasta que ya puede contener la espita. Katniss la introduce dándole vueltas con cuidado mientras todos la observamos expectantes. Al principio solo caen gotas pero despues de ajustarlo un poco conseguimos que salga una fina corriente. Nos turnamos para saciar nuestra sed bajo el grifo y Mags trae una cesta de hierba entretejida tan fuertemente que es capaz de sostener el agua. Despues de llenar la cesta nos la pasamos, tomando largos tragos y despues, lujosamente, lavandonos la cara. El agua no esta fresca, el ambiente en la jungla no ha descendido en temperatura y tampoco lo ha hecho nada en ella, pero aun asi pudimos calmar nuestra sed y tener una preocupación menos en nuestras cabezas.

Finnick se ofrece a tomar la primera guardia, Katniss no discute y cuando se da cuenta que estoy a punto de ofrecerme toma de mi mano y esboza las palabras “Necesitas descanzar”. No me opongo, ella tiene razón, mi cuerpo esta demasiado adolorido debido al choque con el campo de fuerza, no duraría mucho tiempo haciendo una guardia. Me acuesto sobre el suelo y siento a Katniss a mi lado y eso es suficiente para poder caer exhausto en un mundo de sueños lleno de lianas, follajes impenetrables, calor, electricidad y momentos perfectos en una azotea.

En Llamas: Punto de Vista de Peeta MellarkWhere stories live. Discover now