29- Bianca

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29- BIANCA

El sonido de una bocina hace que dé un respingo y miré inquieta detrás de mí. Ha sido un grupo de hinchas del Real Madrid saliendo del metro. Me llevo el cigarro a la boca y consigo darle una calada a pesar del temblor de mi mano. Miro con nerviosismo a todos los lados. Cada vez hay más gente frente al Bernabéu y me cuesta más encontrar lo único que hace que me relaje un poco. Como me está pasando ahora mismo. Siento de qué manera el corazón se me acelera, pero intento parecer calmada mientras mis ojos recorren la plaza sin éxito. Doy otra calada al cigarro y siento una quemazón en mis dedos.

—Mierda —murmuró soltando el cigarro. Sin darme cuenta había llegado al filtro. Vuelvo a alzar la cabeza para seguir con la búsqueda. «¿Dónde está? ¿Dónde está? ¿Dónde está?» Siento un empujón detrás de mí. Me vuelvo a sobresaltar y está vez se me escapa un pequeño grito.

—Perdona, guapa. No te había visto —se disculpa un muchacho mientras se lleva una lata de cerveza a la boca. Se nota que lleva unas cuantos de más—. No te apetecerá venirte a tomar algo con nosotros después del partido, ¿verdad? —dice señalando a sus amigos que están en un lado saltando al ritmo de las canciones que cantan de su equipo.

Yuri me convocó aquí porque sabía que era el encuentro entre el Real Madrid con el Barsa. Al principio me dio más seguridad por el hecho de que hubiese más gente, ahora, sólo me desconcierta y me aturde.

—No... no... gracias —murmuro sin prestarle mucha más atención para volver a mi búsqueda.

—Tú te lo pierdes —dice el chico volviendo con sus amigos.

—A tu derecha, junto al carrito viendo las camisetas del Barsa. —En cuanto escuchó su voz un suspiro de alivio se me escapa del pecho. Enfoco los ojos donde me ha dicho y ahí encuentro el cuerpo grande de Andrés. No me está mirando, está concentrado en las camisetas—. No te quito el ojo de encima, tranquila. —Vuelve a comentarme a través del pinganillo y al hacerlo levanta la vista de las camisetas hasta mis ojos, me guiña un ojo y sigue examinando la camiseta.

Más tranquila vuelvo a analizar la plaza. Los nervios siguen, pero sé que Andrés está ahí. En seguida en mi cabeza aparece unos ojos dorados que he echado mucho de menos esos días. Me encantaría que fuera él quien estuviese allí. Si estuviese estaría mucho más tranquila. Sacudo la cabeza enfadada por pensar eso. Llevo tratando de olvidarme de él todo el día de ayer y parece que he fracasado estrepitosamente porque hoy no he dejado de pensar en él y en lo mucho que me gustaría que estuviese aquí. Me dolió mucho cómo actuó la última vez que estuvimos juntos, pero es cierto que yo ayer tampoco estuve muy receptiva. «Así es mejor» me digo para darme ánimos. Lo mejor es que me vaya olvidando de él porque lo único que voy a conseguir es llevarme más decepciones. Lucas es como yo, no le gustan las ataduras y conmigo no es diferente. Más vale que me grabe eso a fuego.

«Pero a pesar de todo me encantaría que estuviera aquí» pienso al ver a un grupo de jóvenes amenazando a otro del equipo contrario. Cierro los ojos intentando calmarme. La plaza está llena de policías y varios de ellos están encubiertos vigilando mis movimientos, entre ellos Andrés. Y en Andrés confío aunque no sea Lucas. Un golpe en mi hombro derecho me hace abrir los ojos. No sé qué ha sido eso. Miro a mi alrededor asustada hasta que doy con un montículo de ropa sucia que se aleja de mí cojeando, es un mendigo.

—Tranquila, estabas en medio de su camino —me susurra Andrés—. Quedan quince minutos para la hora en la que quedaste con Yuri.

Afirmo con la cabeza y vuelvo a sacar el paquete de tabaco para encenderme un cigarro. No sé cuantos llevo ya, pero me da igual. Estoy en ello cuando siento unos golpecitos en mi espalda. Sin poderme contener un gritito sale de mi garganta a la par que me sobresalto haciendo que la cajetilla se caiga al suelo. Me giro asustada y me encuentro frente al mendigo que apenas un minuto antes me ha golpeado el hombro.

Te cambio...Where stories live. Discover now