25-BIANCA
Las palabras de Lucas dolían, había sido como si alguien exprimiese un limón encima de una herida.
Siempre he dejado a un lado la opinión de la gente sobre mi forma de actuar. "Cada uno hace lo que quiere con su vida" esa ha sido mi filosofía de vida. Por eso, no me gusta dar explicaciones de por qué me gustan los rollos de una noche. ¿Por qué tengo que hacerlo? Es mi vida y si quiero vivirla de esta forma nadie tiene derecho a decirme nada. Las personas que han respetado mi decisión sin pedirme ninguna explicación han sido las que he permitido que formen parte de ella. Pero el que yo intente hacer oídos sordos a las opiniones ajenas no quiere decir que no haya recibido insultos como puta, fácil, buscona, golfa, entre otros menos suaves. Ni por supuesto recibir gesto de desprecios o gestos con excesiva confianza. Todo eso es lo que, con el tiempo, me obligaron a crear un muro para no permitirles hacerme daño. Un muro que me protegía y me alejaba de ese tipo de gente, pero sobre todo que seleccionaba a las personas que entraban en mi vida, aunque solo fuese de una forma temporal y esporádica. Por eso cree el medidor de engreídos gilipollas. Es una forma más de protegerme. Siempre he luchado contra ellos con desaires y sonrisas de desdén, pero a pesar de hacer un muro contra ellos no he podido evitar las grietas que se han formado en mi muro y me han hecho una pequeña herida. Una herida que no deja de ser un pequeño escozor cuando las palabras de desprecio salen de aquellas personas que para mí no son nada, pero que pueden causar estragos si vienen de aquellas personas que aprecio.
Durante esa semana, Lucas había conseguido esquivar todas mis defensas y escalar el muro. Lo que había sido un tonto coqueteo a fuerza de convivencia y circunstancias había pasado a algo más. Todavía no tengo claro qué es lo que quiero de Lucas. Pero algo sí sé, y es que Lucas ha pasado el muro y se ha convertido en una persona especial, en una persona que sí quería que formase parte de mi vida. De ahí que sus palabras haciendo referencia a lo fácil que soy hubiesen sido cómo si me arrancasen la piel.
Poco después de que Lucas se fuera de la sala entró de nuevo el oficial con el que estuve hablando antes de mi discusión con Lucas. Me alegré que no se demorara porque evitó que tuviese que darle vueltas a las palabras de Lucas. Estuve una eternidad en la sala narrándole todo lo que había sucedido, desde la muerte de Carlos a mis pies hasta este preciso momento en el que me encontraba sentada frente al oficial. Después vino la sesión de preguntas sobre mi trabajo y mi relación con Janice Devine. Que básicamente es que la peino y dejo que me cuente sus penas. A mí en el fondo, a pesar de todo lo que se decía de ella en la prensa del corazón, me caía bien.
Ahora me encontraba exhausta del día con un recipiente de plástico lleno de arroz tres delicias y cerdo agridulce. Le doy vueltas con desgana hasta que pincho un trozo de cerdo para llevarlo a la boca. A un lado el oficial rubio come en silencio mientras mira su teléfono. Miro mi teléfono que está posado junto a mi plato. Había bloqueado todos mis contactos menos el teléfono de mi madre. Desde que me enteré de lo de mis padres no me había sentido con fuerzas de hablar con ninguno de mis amigos para darles explicaciones, o peor aún, excusas. Pero me apetece hablar con Matt, le echo de menos. Necesito su apoyo y, si no le podía contar todo lo que me estaba sucediendo, por lo menos podría decirle lo gilipollas, idiota e insensible que es Lucas.
—¿Qué haces? —gruñe el oficial al verme coger el teléfono. Creo que no le caigo bien.
—Voy a llamar a un amigo.
—Es mejor que la línea esté libre —dice sin un atisbo de simpatía. Sí, sin duda le caigo mal.
—Sólo serán cinco minutos, necesito hablar con una voz familiar —digo suplicándole con la mirada. Su gesto se dulcifica hasta que al final asiente con la cabeza.

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Te cambio...
Narrativa generaleBianca es una chica de veintiséis años normal. Sus pasiones: salir de fiesta con sus amigos por Madrid, ligar y bailar. Su vida es simple, y le encanta que sea así. Lo que no puede imaginar es que en una noche de marcha, por culpa de un cigarro y u...