Un día Con Dios (Sin Editar)

Nacimiento de Isaac

Génesis 21:1-7

1 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado.

2 Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.

3 Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac.

4 Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado.

5 Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo.

6 Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo.

7 Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez.

Y al fin el día más esperado Sara al fin concibió ya de edad avanzada como Dios le había dicho y todo se cumplió exactamente, Sara se acuerda del suceso de risa y decide darle ese nombre a su hijo, pensando en que todo el mundo que conociera que una anciana de 90 años dio a luz se reiría... pero así es Dios, este era el escenario que Dios quería, una situación imposible para hacer un milagro.

Esta personas pasaron tanto, desde dudas incredulidades, risas, errores demostraciones de fe, ¿Qué más se puede decir de esta historia? También pudimos ver aun Dios que tuvo mucho paciencia con todo lo que vio, pero que conocía el corazón de los hombres. Es muy fácil dudar cuando Dios nos da una promesa porque es humano ver lo imposible primero, sin embargo, estos capítulos nos enseñan tantas cosas.

✔A esperar y no tomar desvíos incensarios.
✔A no comprometer la promesa.
✔ A saber, escoger caminos
✔ A no perder la verdadera visión y no dejarnos llevar por lo que vemos

En fin tantas cosas...

¿Cómo Dios te habla a través de esta promesa? ¿Cómo comparas el camino de Abraham al tuyo?

¿Has tenido errores repetitivos? ¿Has tomado desvios?, ¿Te ha faltado fe? ¿Has reído de duda?

Pues que tome aliento tu corazón, porque estos dos personajes nos enseñaron, a que no se necesita ser perfecto para recibir una promesa lo que si se necesita es ser honesto con Dios y admitir los errores y no dejar de creer, aunque fallemos. Eso le basto a Dios para justificar a Abraham y de una persona que pudiéramos juzgar como un hombre lleno de errores, Dios lo vio como el padre de la fe.