Presentación al pueblo.

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Terminando la ceremonia Miranda y Sofía se dirigieron a su antigua casa. La pequeña despegó sus dibujos de la pared y observó por última vez el lugar en donde había pasado momentos extraordinarios.
Ahora ya no sería una niña común si no que se convertiría en una princesa. Ese era el sueño de toda niña, pero también las dudas la invadian, sabía muy bien que con ello vendrían muchas responsabilidades.

Miranda la llamo y juntas subieron al carruaje siendo despedidas por el pueblo.

Al entrar por las rejas del castillo la multitud de nobles y caballeros se encontraban aplaudiendo por su llegada.

Entonces Balleywick dió la presentación a los nuevos miembros de la realeza.

Amber observaba con molestia a Sofía. Ya era una humillación para ella tener que recibir a una niña del pueblo en su familia. James la miro asombrado por lo linda que era y no pudo evitar hacerle una broma a su gemela diciendo “Alguien ya no será la más bella del reino" cosa que la hizo odiar aún más a Sofía.

Miranda había bordado toda la noche dos pequeñas insignias de la bandera de Encantia. Había creído que eso sería un buen regalo para los gemelos. Pero al parecer a ellos no les había agradado tanto la sorpresa como ella hubiera querido.
Sabía que no podía suplantar a su madre pero deseaba ser aceptada por ellos.

El recorrido por el palacio fue todo un sueño y Roland hacía todo lo necesario para hacerla sentir en casa. Miranda se encontraba en el día más feliz, sin imaginar el sufrimiento de su hija.

Para ambas sería dificil adaptarse a la vida real, pero cuando Roland entrego el amuleto de Avalor a Sofía y la hizo sonreír supo que era el correcto. Además que le había permito llamarlo padre. La cara de felicidad en su hija jamás la olvidaría, a pesar de no ser su padre biológico la recibía como si lo fuera.

La noche de bodas fue lo más maravilloso que pudieron experimentar.
Al llegar Miranda posó su corona sobre el tocador y comenzó a despeinar su cabello. Sus rizos cayeron hasta la mitad de su espalda y suavemente empezó a peinarlos.
Roland se preparaba en la otra habitación, al entrar puso un collar al rededor de su cuello para después repartir pequeños besos por su piel. ~Oh Rolly, surro intentando girarse hacia él. Cuando por fin estuvieron cara a cara Miranda lo rodeo con sus brazos dándole así la oportunidad de acercarse más a ella. Sus respiraciones chocaban y el aire ya era insuficiente. Lentamente Roland comenzó a bajar el cierre de su vestido. Recorriendo su piel ya desnuda. ~Te amo Miranda, susurro casi ya sin fuerzas para después cargarla hasta la cama y consumar su amor.

A la mañana siguiente ninguno de los dos se encontraba listo para dejar la cama, pero las obligaciones llamaban a Roland y Miranda comenzaría sus deberes como reina.

Roland comenzó a vestirse y sonrió al ver el bello rostro de su esposa. Algo la hacía ver aún más hermosa. Quizás era su forma tan serena de dormir o la sonrisa que se dibujaba en sus labios mientras soñaba.

Miranda se levantó y Roland se acercó hasta ella para darle un beso en la frente, otro en la nariz y finalmente uno en la boca.

~¿Tienes que irte ya?.

~No quisiera, pero el pueblo me llama y debo atender mis obligaciones. Pero no te preocupes, en cada pequeño momento que tenga libre trataré de verte y si no puedo hacerlo pensaré en ti.

Miranda se sonrojo y se colgó a su cuello ~Te estaré esperando con ansias.

~Estaba planeando una fiesta de bienvenida para Sofía. Es una tradición en Encantia, ¿Crees que sea una buena idea?

~Es un gesto muy lindo, sé que estará muy feliz. Además eso le ayudará a hacer nuevos amigos.

~Claro, invitaré a los que serán sus compañeros en la escuela real.

~¡La escuela real! Es cierto debo hacerle su desayuno y prepararla para su primer día.

~Seguramente ya está lista, nuestros sirvientes se encargarán de eso de ahora en adelante. Susurro viendo la cara de inconformidad en el rostro de Miranda.

Estaba tan feliz que nisiquiera había notado el sufrimiento de su hija. Para ella era más difícil adaptarse a un nuevo lugar, con nuevos amigos y una nueva escuela.

Sofía había subido al carruaje que la llevaría a la escuela real. La mayoría de los niños la habían recibido de forma amable, pero otros la miraban despectivamente por su origen plebeyo. Además de que Amber inculcaba ese odio en ellos.

~¡La clase del señor Popov!. Hablo Sofía mientras caminaba por los pasillos. De pronto sintió un golpe percatandose de que había chocado contra el pecho de alguien.

~¡Fíjate por dónde caminas! hablo una voz altanera.

Sofía levantó su vista y noto los ojos avellana del príncipe de Albuquerque en ellos se notaba un gran resentimiento.

~Per....Perdoname.

~¡Que más da!, hablo siguiendo de largo.

Él la había visto, ¿Acaso no la reconocía? Quizás era el vestido de princesa que la hacia ver distinta. Sofía se levantó del piso y sacudió sus ropas. Nada podía ser peor excepto las bromas de Amber y James.

Al fin y al cabo había sido un día difícil, pero no tanto como el de Miranda. Balleywick se encargaba de enseñarle el protocolo y las buenas costumbres, lo necesario para presentarse frente a los demás miembros de la realeza.

~Su majestad ahora giré y practique los pasos que le enseñé. Hablaba el mayordomo mientras giraban alrededor del salón.

De un momento a otro los pies de Miranda se impactaron contra los del mayordomo y este solto un grito de dolor. ¡Sin pisarme reina Miranda!.

~Lo siento mucho, nunca lo había hecho.

~Es mi trabajo enseñarle todo lo necesario. En el baile de presentación de Sofía tendrá que bailar junto al rey, decenas de personas tendrán sus ojos puestos en usted, no puede cometer un error tan grande frente a todos.

~Prometo esforzarme.

~Se que lo logrará, ahora denuevo... 1..2...3..

La historia no contada de Roland y MirandaWhere stories live. Discover now