Hay un arbol, un arbol fuerte y viejo, parece crecer derecho pero todo lo que es por fuera no es por dentro.
Seco y podrido, su tronco perfecto esta hueco, solo lo veras si te acercas lo suficiente para tocar, nada hacia presagiar que el perfecto arbol pronto caera.
Miro, y recuerdo las tardes bajo sus ramas, ramas que hoy se se queman. Se queman y no puedo apagar el fuego que arde sobre ellas.
El prefecto arbol se consume, bajo las llamas que lo hunden, cae, cae y esta vacio, el hueco en su tronco le ha vencido. Mi arbol ha caido.
