Game Of Thrones (One shot) y tú

1.2-. Jaime Lannister y tú

Parte 2:

1 año después...

-______________, tesoro ¿puedes llevar esto a la doncella de Lady Tyrell?-. Me dijo mi madre entregándome un vestido de tono azul lapislázuli, hermosamente bordado con finos hilos de oro. Yo asentí mientras tomaba el vestido y salía de la habitación para caminar por los extensos pasillos empedrados del castillo.

Mi padre, aunque era un Tully, proveniente de Aguasdulces, servía a quién a él le pareciera, a quién fuera conveniente, un día a los del norte, un día a los salvajes, a quien fuera que pusiera el pan sobre la mesa, en este caso era a los Tyrell, Margaery la prometida de Joffrey Baratheon, quien era el rey y estaba a cargo de todo, o quizás era Tywin Lannister, su abuelo quien realmente mandaba por aquí ¿Pero acaso importaba algo...quién estuviera al mando? Cada uno parecía simplemente peor que el otro.

El punto es que mi padre nos había arrastrado hasta éste lugar, hasta el Desembarco del Rey, por su trabajo. Mi madre quién era bastante conocida por elaborar los vestidos más hermosos que pudiera haber en Aguasdulces, había encontrado un pasatiempo en hacer vestidos para las personas de alcurnia de la región, en esta ocasión estaba haciendo uno para Olenna Tyrell la abuela de Margaery Tyrell, quién se había convertido en una amiga muy cercana para mí y de hecho era una de las personas más amables que había en este endemoniado lugar, no podía creer que la obligaran a casarse con aquel monstruo, las atrocidades que había oído en el pueblo acerca de él, no podía ni mencionarlas.

Caminaba por el pasillo algo distraída, entre las personas, los guardias, los sirvientes, había más ajetreo de lo usual por la boda que se llevaría a cabo en unos cuantos días, la comida estaba llegando, personas importantes, más guardias de lo normal, todo se estaba volviendo poco a poco en un caos en los pasillos del palacio, se podía escuchar la alharaca de personas hablando, mezclada con los pasos apresurados y sonidos de armaduras tintineantes. Me dirigía al pasillo que llevaba a los jardines, dónde sabía que estaría Lady Tyrell y sus doncellas, cuando alguien captó mi vista del otro lado del lugar.

Rubio, con el cabello más corto que la última vez que lo había visto... de brillante armadura con una reluciente capa blanca colgando de sus hombros, con un par de cicatrices en el rostro debido al cautiverio y a todo el infierno que tuvo que pasar para volver después de ahí, pero ni esos rasguños permanentes podían opacar lo apuesto que era. Era cierto lo que decían, una mano metálica estaba en el lugar de su mano derecha, los rumores que andaban en el pueblo eran totalmente verdad, el mata reyes había perdido su mano de batalla, lo cual a mí, a diferencia de otras personas, me daba cierta tristeza constatar.

Me di cuenta de que me había quedado ahí parada observando al hombre que daba órdenes a un par de guardias, recordando aquella noche en el campamento de los Stark, tantas cosas habían cambiado, había pasado tiempo y todo parecía ser diferente, lo miré como si fuera un recuerdo lejano, más que una persona...no debía acordarse de mí, había pasado un año, solo me vio por dos segundos y era de noche, además, si se acordaba ¿Qué más daba? Me dispuse a salir por la puerta que estaba a mi derecha, que iba hacia los hermosos jardines, cuando escuché una voz gritando, haciendo que me detuviera en seco porque no era cualquier voz... era él, gritándome.

-¡Tu! Espera...-. Escuché haciendo que me detuviera sorprendida y volteara a ver a Lannister abriéndose paso entre las personas que estaban en el pasillo, me quedé ahí completamente paralizada mientras veía su figura acercarse, como si fuera una visión, no creí que me recordara. –Eres la chica... ¿no es así? Laque me ayudo en el campamento Stark-. Preguntó mirándome a los ojos con un tono de voz grave, pero melodioso, era más alto que yo y el sol incidía en sus hermosos ojos claros mientras me miraba expectante a una respuesta de mi parte.