Capítulo 38

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Luego de una última visita al médico, las suturas de Dylan fueron retiradas. Finalmente llegamos a casa, Dylan cierra la puerta tras de él y lanza las llaves del auto sobre la mesa, mientras yo camino rumbo a la cocina.

Él me alcanza poco después, consiguiéndome con un vaso de agua en la mano y parándose frente a mí. Le doy un sorbo más, y lo coloco en el lava platos antes de volver a mirarlo.

Él sonríe.

—Ahora que finalmente no tengo un estúpido parche que estorba en la nuca, ¿sabes lo que significa? —pregunta, yo me cruzo de brazos y sonrío.

—No, ¿Qué?

Él da un paso al frente, tomándome bruscamente por la cintura y apegándome a él.

—Vas a ser mía otra vez, después de tanto tiempo —murmura, cerca de mi boca, pero luego ríe. —Oh Jesús, he esperado tanto este momento —añade, haciéndome reír.

Coloco mis brazos alrededor de su cuello, con mi corazón latiendo deprisa ante la idea de estar nuevamente junto a él. Sin embargo, en cuanto sus labios rozan levemente los míos, decido jugar un poco con él y voltear el rostro.

¿Qué haces? —pregunta, yendo en dirección a mis labios nuevamente, pero hago exactamente lo mismo sonriendo. Él ríe, pero luego me toma el rostro con la mano y me obliga a mirarlo —¿Quieres jugar sucio conmigo, bonita? Qué traviesa, pero yo juego mejor.

Luego de esto, me besa con rudeza y no puedo resistir las ganas que tengo de corresponderle ahora mismo, así que lo hago. Sus labios se mueven lenta y profundamente sobre los míos a la vez que su lengua roza la mía, provocando que me estremezca y que mis dedos se hundan en su cabello mientras que él por su parte, acaricia mi espalda baja y mi cintura, aferrándose a mí.

El beso se intensifica, Dylan me empuja un par de centímetros y me recuesta sobre la mesa del comedor. No sé qué tiene pensado, sin embargo no pienso poner ninguna objeción.

Él se abre paso entre mis piernas para no detener sus besos sobre mis labios.  Deja un camino de caricias con la yema de sus dedos por mi cintura y mis brazos, hasta llegar hasta mis manos, entrelazar nuestros dedos y colocar mis brazos a los lados de mi cabeza. Dylan abandona mis labios y comienza a besar mi cuello, lo cual hace que inevitablemente suelte un jadeo de placer.

Sube hasta mis labios nuevamente, besándolos por unos instantes antes de dirigirse a mi oreja.

—¿Deseas esto tanto como yo, nena? —susurra, erizándome la piel.

—Sí.

Él besa desde mi oreja hasta mi cuello, para luego subir hasta mi boca nuevamente y besarme de manera hambrienta. Él dirige sus manos hacia mis muslos, enredándolos alrededor de su cintura mientras los acaricia.

Pero entonces, alguien llama a la puerta.

Dylan corta el beso, pero suelta un gruñido.

—¿En serio? ¡Por Dios! —se queja, con las manos en la cabeza.

Yo suspiro y aclaro mi garganta antes de bajarme de la mesa y acomodarme para no hacer evidente lo que estaba a punto de pasar. Le doy una leve mirada a Dylan, quien tiene el ceño fruncido y está molesto, no puedo evitar soltar una risilla.

Camino hasta la puerta, sin saber quién podría ser. Esta sigue siendo la casa de Dylan, pero aún así soy yo quien la abre.

Segundos después, sonrío ampliamente al ver que se trata de Thomas y de Ki-Hong.

—¡Chicos! —exclamo.

Ambos lucen confundidos de verme ahí. Sin embargo, también están felices de verme, así que corro a ellos y los abrazo.

Remains Of Your Love |Dylan O'Brien| Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin