Katherine Moore conocerá a Dylan O'Brien al ser aceptada como extra en The Death Cure, llevándose de maravilla desde el comienzo.
Pero todo cambia cuando Katherine pone sus ojos sobre Dylan, mientras él tiene novia.
La culpabilidad la consumirá a m...
Han pasado varias semanas, semanas llenas de lágrimas, mensajes leídos y llamadas desviadas en mi celular. Jace y yo nos hemos hecho muy buenos amigos y debo admitir que me ha ayudado de cierto modo. Él siempre es dulce, y tiene algo alentador para decirme cuando me siento mal.
He decidido frecuentar más a menudo el café, no sólo porque Jace me da un trato especial, sino también por la calidad de su servicio.
Manejo en mi auto rumbo al café, durante un par de minutos en los que subo nuevamente el volumen de la música para evitar escuchar mis propios pensamientos. Extraño infinitamente a Dylan, no he podido ser la misma desde que pasó lo que pasó, de cierto modo él está en todas partes, incluso al dormir siempre encuentra una forma de aparecer en mis sueños y hacerme despertar ahogada en mi propio llanto.
Sacudo levemente mi cabeza, enfocándome nuevamente en el camino hasta finalmente llegar. Me bajo del auto y lo aseguro antes de entrar y tomar asiento frente a una de las paredes llenas de plantas. Me siento con delicadeza y cruzo los dedos de ambas de mis manos, en espera de atención.
Segundos después, Jace aparece frente a mí. Apuesto y sonriente. Su cabello liso cae como de costumbre sobre su frente, su rostro está impecable y sus ojos siguen siendo tan intensos como al principio.
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—Bienvenida a Verve Coffee Roasters —sonríe. —¿Mocca con chantillí?
Sonrío y asiento.
—Por favor y gracias.
Jace sonríe y lo anota en la pequeña libreta. Mira a ambos lados antes de inclinarse para hablar.
—Mi turno termina a las siete. Espérame en la plaza e iré por ti.
Sonrío nuevamente y asiento.
—Lo haré.
Él me guiña el ojo y se endereza nuevamente.
—Enseguida le traigo su pedido.
Jace se aleja, y yo río suavemente. Él es bastante agradable y ocurrente, en tan poco tiempo no ha dejado de preocuparse por como me siento, de hecho, ya sabe mi historia con Dylan, la cual supongo no ha sido de su agrado. Sin embargo, ha decidido no tocar el tema y se lo agradezco enormemente.
Jugueteo con mi teléfono con la esperanza de que Dylan no decida escribirme el día de hoy, por suerte, no hay mensajes. Jace regresa poco después y coloca el café sobre mi mesa, junto a un cupcake y una nota. Lo observo confundida, él sonríe y se marcha nuevamente.
Doy un sorbo al café, y abro la nota.
"Considéralo un regalo por parte de la casa. Yo tuve que pagarlo, pero eso no es importante, disfrútalo"
Río y lo observo a lo lejos mientras seca un par de tazas con un trapo, él ríe y me guiña nuevamente el ojo.
Le doy un mordisco al cupcake y me estremezco en cuanto siento su relleno de chocolate. Este hombre ha dado justo en el clavo sin siquiera saberlo.