Twenty One Pilots |-/

Twenty One Pilots - Self titled. Parte 2/5

 Addict with a pen:

Una de mis favoritas de éste disco, y una de las que definitivamente no pensé que se ganaría ese título. ¿Por qué? Fácil: la vida. Trata sobre el posible caso de que él sea un adicto a los sentimientos que envenenan a uno, pero que son un veneno dulce, cual droga. Te mata lentamente, pero disfrutas la muerte. Habla sobre que a él (¿Posiblemente?) lo hayan diagnosticado como un caso depresivo-suicida, y se queja de que se le haya diagnosticado y tratado de una manera tan fría, cuando lo que necesitaba era un simple "hola" de vez en cuando, no una vez a la cuaresma. No hay frase particular que destaque en la canción para mi, puesto que toda es un testamento para la sociedad actual... o, mejor y más preciso aun, la juventud actual; esa juventud que lucha por salir adelante, aun siendo adictos a ese veneno.

Friend, please:

Ésta canción puede ser catarquica hasta el máximo, puede que toque el alma de el que la escucha, pero también toca el alma del que puede dedicarla. Es la oda a la amistad entre gente rota. Ambos saben que están rotos, ambos saben que sus pedazos volaron hace tiempo, pero ambos están dispuestos a recogerlos entre ambos y ayudarse, a sacar y expresar esos sentimientos y pensamientos suicidas para que así el río llegue a desembocar y no tenga que descarrilarse. "And I have nothing else to say But I will listen to you all day." Secretamente, entre usted y yo, lector, ésta canción me ha hecho llorar más de lo que esperé jamás. Me la dedicaron, yo la dediqué... y la historia se cuenta a sí misma.

March to the sea:

Para mi, esta es una de las canciones más bonitas de todo el disco. Las pequeñas características cristianas que deja el artista son perfectas. Critica a la sociedad de forma dura, haciéndonos ver que sólo miramos en una dirección, vivimos ese absurdo estilo de vida de "nacer, crecer, casarte, tener hijos, morir" sin mirar a otro lado, sin descubrir que hay otras cosas... ah, pero nuestro vocalista, siempre atento, encontró una nave espacial que, para mi como cristiano, me parece que es la creencia en Dios, la verdadera creencia, la hermosa, el camino de la verdad y el amor, sin tanta palabrería e hipocresía. Alguien dentro de esa nave le dijo que le siguiera, en vez de seguir caminando hacia el muelle que simboliza nada más y nada menos que la muerte. Lo invita, nos invita, a vivir una vida –valga la redundancia- llena de vitalidad y felicidad, una en la que la muerte y lo cotidiano, lo constante, no exista.

creditos a Pablo Espinosa