17- Anveena Teague

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La reconstrucción del reino élfico de Quel'Thalas seria lenta, los elfos nobles lo sabían, gracias a la decisión tomada por el circulo de magos de Lunargenta. La fuente del Sol, que en gran parte de la historia había sido la fuente de las maravillas ejecutadas por los quel'dorei, debía ser destruida por las energías malignas que se arremolinaban en ella, energía que tarde o temprano, llegaría hasta los elfos nobles  los corrompería.

Sylvanas daba pequeños pasos, la capa ondeando tras ella como si fueran alas, escuchando con paciencia lo que el Señor Forestal tenia que decir, la pena en los ojos del elfo hablaba de la impotencia que sintió, al ver a ese maldito traidor de Dar'khan, hacerse con la urna que Arthas llevaba, y terminó culpándose de las desgracias acaecidas por su culpa.

También se había sumido en el pesimismo por primera vez en su vida, echándose la culpa de ser tan confiado, de poner su fe en los demás y no tener en cuenta las oscuras ambiciones del corazón y las desviaciones que estos pueden tener ante algo más grande...ante el poder.

— Soy un forestal— terminó de decir con amargura—. Jure servir y proteger nuestro reino... y por mi culpa estuvo a punto de caer. No merezco seguir llamándome a mi mismo un guardián, menos aún, portar este arco...

La General Forestal no replicó de inmediato, comprendía muy bien el sentirse impotente e inútil, mas en ese momento que permaneció inconsciente, dependiendo de la sacerdotisa Liadrin. Dar'khan creía haber ganado, pero al final terminó perdiendo hasta la propia vida... para ser levantado por Kel'Thuzad que había resurgido como un ente Exánime, luego desapareció junto a Dar'khan.

Con un ligero movimiento se colgó el arco a la espalda, junto al carcaj que contenía las flechas de plumas blancas, algunas de ellas, portando todavia la infección de la plaga renegada.

— Me parece algo... inusual, pero si sientes que tu honor ha sido mancillado, siempre puedes levantarte y limpiarlo. Ahora, lo importante es recuperar nuestras fuerzas, esta no es la ultima lucha que tendremos en frente.

Sylvanas luego de expresar sus palabras, dejó a Liadrin junto a Lor'themar y Galell, para adentrarse en medio del bosque, buscando algo de refugio ante los fantasmas del pasado. Arthas había sido detenido, ella había obtenido su merecida y anhelada venganza ante el cruel ejecutor, pero se había equivocado, el maldito humano no era el problema sino una parte de un problema aun mayor, uno que se ubicaba en Rasganorte...

Dio media vuelta en dirección de la Aguja Windrunner, las memorias de aquello dicho, fluían sobre su mente, esperando que aquellos pocos familiares hubieran sobrevivido... ya había hecho todo aquello que había podido para con los civiles de la capital. Los arboles parecían abrirle el camino, susurrando cosas que en parte eran inaudibles, pero aún así, intentó responder con un ligero toque en los gruesos troncos y gentiles palabras para aliviar un poco el dolor provocado por la Plaga.

Cuando llegó a una sección del bosque, recordó. Las memorias de un enorme dragón rojo, seguido de cerca por uno azul, una chica de apariencia humana, de largo cabello rubio y ojos azules, su lucha en desventaja contra Dar'khan... el acuerdo que hizo con Theron. La fuente del Sol no estaba perdida, no del todo.


Al día siguiente, los magos encargados de la destrucción de la preciada Fuente del Sol se habían marchado, Sylvanas, a instancias del príncipe (órdenes mejor dicho) se quedó con su familia en la Aguja Windrunner, observando de lejos a su primo Zendarin, jugando con dos pequeños, que vendrían a ser sobrinos de una rama distinta. El viejo abuelo se había salvado por poco, tras enfrentar el mismo a varios no-muertos que habían cruzado el puente del río, pero sin importar sus heridas, había resistido, siendo atendido por algunos sacerdotes de la Luz.

Ranger GeneralWhere stories live. Discover now