47: Adiós, Azul

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Mis días sin ti son tan oscuros

Tan largos tan grises
Mis días sin ti  

Una semana después

Pablo

—Te entiendo Pablete, pero entiendo el miedo que tiene ella de decirte la verdad. Tami es una chica maravillosa y creo que eso lo tienes más que claro —asiento—. Sabes... el miedo a un adiós es más fuerte que el amor que sientas. 

—Es que... me encantaría volver al pasado y poder insistir más en decirle la verdad —camino por el estudio. 

—De todas formas el miedo la hubiera superado. Es mejor dejar las cosas así, además las cosas aquí han estado moviéndose tan rápidamente que quizás vuelvas antes a Málaga. 

—Tienes razón, la echo tanto de menos. 

Tengo tanta sed de ella. 

Los días se han pasado como una película en blanco y negro, no sé cómo estoy haciendo esto. Amo la música y estoy muy contento con este sueño cumplido, pero me siento vacío pues ella no está aquí, no me habla a diario para saber que tal estoy. Muero por ella y no se da cuenta porque cree que lo que vivimos antes nos va a separar, o al menos eso cree. 

—Entonces.. ¿Esto es un adiós a Azul? 

—Eso... desde hace días sabes la respuesta —suspiro— a Azul.... ya le dije adiós, porque esa mujer siempre fue Tami. Azul sólo fue la fachada, pero la esencia sigue siendo la misma. Por eso le digo adiós. 

Porque la amo demasiado, pero no puedo ser el único que se entregue a esto. Necesito que ella me hable, que me haga sentir que sus miedos no nos van a separar. 

Porque no sé cómo seguir después de haberla amado tanto. 

Mis días sin ti son solo un eco
Que siempre repite la misma canción  

Tami

—Te ves fatal —comenta Marce. 

—Gracias por tus halagos amiga. 

—Pues es necesario que alguien te diga la verdad y, en vista de que Pili ya no es la vocera oficial de la verdad, entonces esa persona debo ser yo. 

—Tam... creo que es momento de que pienses en algo más y decidas ser honesta con él. Me atrevería a decir que él está loco por ti, no por Azul. Estás confundiendo todo y se están matando. 

Después de aquellos mensajes, ha pasado otra semana. Soy tan cobarde que sigo evitando llamarle. He enfocado todo en la universidad para tratar de evitar pensar en él y terminar llorando por las noches. 

Las chicas me han regañado e insisten en que debo llamarle, pero no puedo. Tengo miedo de muchas cosas y aunque sé que las tengo a punto de matarme, sigo sintiendo ese nudo en mi garganta. 

—¿Cómo está Lolo? —pregunto para cambiar de tema, aunque en realidad seguimos con Pablo. Marce suspira. 

—Lo están pasando de maravilla, Pablo ha sido muy dedicado a esto y a pesar de que tiene sus errores al momento, aprende rápido y el proceso es más fluido. De hecho, puede ser que regrese antes. 

[...] 

Regresar antes... 

Eso quiere decir que en cualquier momento tendré que enfrentar a todos mis miedos, no quiero seguir sosteniendo esto. Le extraño demasiado y me siento terrible al hacernos esto, no lo soporto más.

Decido tomar el móvil y llamarle. Me hace demasiada falta, no puedo seguir con este orgullo del que sólo yo soy la culpable. 

Estoy en cama, por fin ideando la manera de decirle la verdad cuando regrese. Estoy completamente decidida, seré honesta con mis sentimientos, sobre Azul, lo que vivimos. 

La pantalla de mi móvil se ilumina, notificando que hay un mensaje. 

"Las cosas van bien aquí, sé que las cosas no ha mejorado porque apenas nos hemos mandado mensajes, pero.... me gustaría llamarte"

Ignoro su mensaje y marco su número, necesito algo más que sus palabras. Quiero su voz, necesito sentir su respiración. 

Un timbre... 

Dos timbres... 

—Tamara —susurra y siento que mi alma regresa a mi cuerpo.

—Pablo...

—Te echo de menos, no sabes lo mucho que deseo que estuvieras aquí o, al menos, no  haber terminado así.

—Lo siento, yo no...

—Lo entiendo, incluso... quiero que sepas que es a ti a quien amo, no necesito a nadie más y con quién deseo estar.

Sonrío, mi corazón late con fuerza. Me quedo sin aliento.

—Yo te amo, lo sabes.

—Entonces no me gustaría que dudes más de mi. Por favor, te ruego que cuando vuelva, hablemos. Quiero compartir este sueño contigo, déjame vivir esto a tu lado. 

Lágrimas empiezan a empapar mis mejillas, me siento tan culpable, tan idiota. 

—La olvidé, te lo juro amor, ya no quiero a Azul. 

Quiero estar segura de ello 

—Pablo, no estoy segura de que...

—Prométeme que me vas a esperar, por favor.... necesitamos hablar. 

Pero antes, voy a jugar mi última carta. 

—Tengo algo que decirte, espero que vuelvas pronto. 

—Quizás te lleves una sorpresa cuando me veas. 

—Te extraño. 

—Te amo. 

Colgamos. 

Me levanto de la cama, tomo mis post-it. Es hora de que Azul empiece a decir adiós. 

Camino hacia la entrada, como si fuese un ritual, me siento en los escalones de la casa a la que he entrado como Azul y como Tami. Recuerdos de todo lo que viví como Azul pasan por mi cabeza, las dudas que surgieron en mí, el miedo de que su sombra fuera mayor que mi nueva yo. 

Todo fue por él, todo fue porque lo amé, lo amo y le amaré. Sólo le ruego a Dios que me deje quedarme a su lado. 

Gracias por la felicidad, por los miedos... por ayudarme a crecer Azul, pero es hora de decir hasta siempre. 

¡Hey Moreno!

Estoy segura de que recibirás este mensaje. Creo... que es hora de que sepas de quién soy, me he cansado de estar detrás de estas notas, estabas con otra y creo que es momento de que decidas libremente. De que veas la mujer que está detrás de esa máscara. 

Cuando regreses a Málaga, quiero que vayas a ese lugar que te rescató de alejarte de tus sueños. 

Allí te diré todo. 

Y quizás... te diga adiós.

Te ama tanto que es capaz de dejarte ir... 

Termino de escribir mi nota, la última, para Pablo. En cuanto levanto la mirada veo a una chica, un poco mayor que yo, melena clara y un poco larga, con una sonrisa amable; ¡No puede ser! se me cae la cara de la vergüenza al ver de quien se trata.

—Así que tú eres Azul —dice sonriente— no sabes cuánto me alegra que seas tú.

—Yo... —contesto nerviosa.

—No te preocupes, Azul, te guardaré el secreto, pero es hora de que se lo digas mi querida Tamara

—Tienes razón, pero espero que no me rechace —sonríe ante mi miedo.

—No lo hará —se marcha dejándome con mil dudas.

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#AdiósAzul


¡Hey, Moreno!Where stories live. Discover now