Sesenta y nueve.

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Maratón final 4/5.

Llevo aproximadamente una hora comiéndome la cabeza sobre lo que pasó, y he llegado a una conclusión: sólo fue un beso de despedida. Él lo quería, yo lo quería, ambos lo queríamos. Pero sólo ha sido eso, un simple beso.

Aunque para mí los besos no han sido nunca ''sólo besos'', porque admito que no lo fue. Lo hubiese sido si no hubiese sentimientos de por medio, y como sí lo había lo convierte en algo importante.

Pero si se convierte en algo importante lo transformo en algo que no quiero. No me sé explicar muy bien. Digamos que ha sido algo importante pero que no me quiero comer la cabeza con ello. Bueno, a estas alturas cuando ya llevo una hora haciéndolo poco importa ya.

-Nina, baja de una vez. -grita Chris frustrado. Me hace mucha gracia la relación que tienen los dos. Se quieren mucho, pero a la vez no se aguantan.

A veces me recuerdan a ... Mierda, ¿por qué pienso en esto ahora? Lo que iba a decir, a veces me recuerdan a Nash y a mí.

No debería pensar en él cuando hace menos de una hora me he besado con Nate.

La rubia baja las escaleras peinándose con las manos. Como se nota que Shawn va a estar allí, aunque este seguiría babeando con Nina en pijama recién levantada.

-Ya estoy, ya estoy. -dice, como siempre, con toda la tranquilidad del mundo. Chris suspira exasperado y caminamos hasta la valla del jardín. ¿Cuánto costaría poner un puerta? Nos ahorraríamos muchos arañazos en las piernas con la madera.

Dani salta primero para ayudar a Addie y Lox. Addie es muy bajita para saltarla ella sola y Lox va con tacones. Nina y yo saltamos solas y por último salta Chris. Caminamos todos juntos hasta la casa. Creo que es una de las primeras veces que no hay nadie en el jardín.

Entramos en la casa y vemos que están todos juntos en el salón, viendo vídeos de lo que debe de ser el antiguo Magcon. De ese salta a uno de los Jacks con Sam y Nate y todos ríen a carcajadas al ver el pelo moreno de Sam. Caray, es extraño cuando sólo le has visto de rubio pollo. Eso me hace recordar el día que les conocí, que le llamé piolín.

-¿Recordando viejos tiempos? -pregunté. Todos alzaron la vista a nosotros, en especial a mí.

Lo saben. Sé que lo saben. Se les nota en la forma de mirarme. Y sobre todo en Matt, que intercambia la mirada entre Nate y yo.

¿Debería enfadarme porque se lo haya dicho? Debería, pero no lo estoy. Quizás porque se va en poco más de doce horas y le voy a echar mucho de menos. Ya me enfadaré cuando se vaya.

Me senté entre Cam y Hayes, me acomodé al igual que todos y estuvimos un buen rato viendo esos vídeos. Los chicos estaban muy cambiados. Aaron había adelgazado un montón, Cam con el pelo a lo Justin Bieber era mortal, y ni hablar de las mechas de Nash. Shawn con brackets era adorable, y Johnson estaba mucho más mayor ahora.

Estuve al rededor de una hora riéndome de Cam por lo del pelo. En serio, ¿qué se le pasaba por la cabeza?

-Si quieres te recordamos tu etapa de mechas de colores. -dijo con retintín, y recordé que ellos también habían visto vídeos nuestros. ¿El día que llegó Nina, puede ser?

-Me quedaban bastante mejor. -carcajeé.

Los vídeos se acabaron y nos quedamos en silencio. Podría decir eso de ''Era un silencio cómodo, de esos que no necesitan ser llenados'' pero no era el caso. Ninguno sabía qué decir o hacer. Todos parecíamos estar en nuestro propio mundo, aunque seguramente todos estábamos pensando lo mismo:

Esto se acaba.

El verano se acaba.

Esta etapa se acaba.

No creo que ninguno de los presentes quiera que todo lo que hemos construído durante estos meses llegue a su fin, por muchos proyectos emocionantes que se avecinen.

¿Cuánto daría por volver a junio ahora mismo? ¿Por volver a conocer a todos los chicos? ¿Por revivir como me hacía amiga de cada uno de ellos?

-Creo que alguien debería decir algo ya. -dice Hayes serio. Nos mira a todos, pero yo no me atrevo a hablar. Con el nudo que tengo ahora mismo en la garganta no podría.

-Las despedidas son una mierda. -dice esta vez Carter.

-No deberíamos despedirnos nunca. -miro a Aaron y veo que está abrazando fuerte a Addie. Ella también a sido una sorpresa dentro de la locura del verano. Una agradable sorpresa.

-Es que no es una despedida. -dice Lox en alto. Su voz es clara y fuerte. La miro, y sigue sonriendo como siempre.- Vamos, chicos, no es un adiós, es un... es un hasta luego.

Las palabras de Mahogany se quedan flotando en el aire mientras todos las digerimos. Sí, supongo que tiene razón, pero no puedo evitar estar triste.

-Estoy con Maho. -dice Nash levantándose.- No deberíamos estar tristes por lo que ya ha pasado, -mira a todos, dando una vuelta sobre sí mismo. Por último, su mirada se posa en mí.- Deberíamos estar felices por lo que aún nos queda por vivir.

Sonreí sin poder evitarlo. Ese es el Nash Grier que yo conozco, el que siempre le ve el lado bueno a todo y nunca se achanta ante nada.

-Tenéis razón. Haremos cosas que nos apasionan, y nos veremos cada vez que podamos. -dice Johnson sonriendo de oreja a oreja.

-Este será nuestro punto de encuentro. -finaliza Gilinsky poniendo su brazo en los hombros de su tocayo.

Sin darnos cuenta, o al menos yo, todos nos pusimos de pie y nos abrazamos. Hicimos una piña enorme con Nate y Sammy en el medio.

Todo estaba quedando muy bonito, hasta que llegó el momento de la auténtica despedida. Me acerqué a Sam y le abracé por el cuello mientras intentaba no llorar. Soy una llorona para estas cosas. El rubio me abrazó por la cintura y me levantó del suelo a lo que reí.

-Te voy a echar de menos, morena. -dijo al separarse. Sonreí por reflejo. Es el único que me llama así.

-Y yo a ti, rubio. -le volví a abrazar brevemente.

Ahora tocaba lo peor. No me quiero despedir de Nate. ¿Me puedo negar? Me acerqué a él con paso lento, esperé a que Nina dejase de abrazarlo y le miré.

-Te voy a echar mucho, mucho de menos. -dije al borde de las lágrimas. Me tiré en sus brazos antes de que pudiese responder y le abracé como si fuese mi único salvavidas en medio del atlántico.

-Nos veremos pronto. -susurró en mi oído y noté como mis mejillas se llenaban de lágrimas.

-Más te vale, idiota. -respondí y escuché como reía. Me separé lentamente. Me dolían los brazos de abrazarle tan fuerte.

Me miró a los ojos y noté que los suyos estaban rojos. Me secó las lágrimas con las manos y me besó la frente.

Y así, sin más, desapareció.

California » Magcon Boys » EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora