Eran ya las 3:30 a.m. Alex se encontraba sentado en el sofá de la sala, con una taza de chocolate caliente en sus manos que tenía malvaviscos flotantes. Sobre él, una manta que su amigo pelirizado le colocó.
Que hablando de él, ya tenía cerca de media hora dando vueltas en el mismo sitio. Le costaba demasiado trabajo asimilar todo lo que su amigo le soltó tan de repente.
Dejó salir un suspiro, y miró al techo.-Es que... no lo entiendo. Ya sé que me dices que me ponga serio. Pero es que no puedo. Siento que todo esto es una broma y de repente dirás que salude a la cámara escondida.
-No sabes cuanto desearía que fuera eso... - Alex bebió un poco de su cocoa, sin mirar a su amigo, le costaba trabajo sostener la mirada en estos momentos.
El otro rubio dio unas cuantas vueltas mas, para terminar sentándose de nuevo. Recargó los codos sobre sus rodillas y el mentón sobre sus manos. Pasaron como dos minutos antes de que volviera a abrir la boca.-Entonces... ¿estás enamorado de Yayo?
-Si... - Respondió Strecci con pesar, porque ya se lo había dicho quien sabe cuantas veces.
-Ok. Pues, eso está muy bueno, digo, no le veo nada de malo. Pero no entiendo porque ocultarme a mí el hecho de que eras gay y peor aun, "salir" con montones de pingüinitas para ocultarlo más.
-Haber, no, no. No soy gay, ¿ok? Soy bisexual con inclinaciones mas a lo homosexual. Pero más que nada me gusta Yayo. Osea, no sé, él...
Casi se trababa en sus palabras cuando hablaba del creador del crew, sinceramente los sentimientos que tenía para con él eran inexplicables.
-Bueno, bueno, eso es respetable, creo. Pero dime, ¿qué te enamoró de él? ¿su gordura?
-Luis, sabes muy bien que ya no está gordo. - Rodó los ojos.
-Pero lo estaba. O ahora me vas a decir que eres como esas nuevas fanáticas del Yayo que solo lo siguen ahora que está flaco. - La verdad que Luis no ayudaba en nada.
-¡¿Qué?! ¡Jamás, wey! Puta madre, si te he dicho ya que lo que siento por él es inexplicable y desde hace mucho, y me importa un cacahuate su físico, siempre me ha parecido hermoso con o sin kilos de más y por favor ya cállame antes que diga más cursilerías. - Se cubrió la cara con las manos, rojo de la vergüenza.
Luisito suspiró. Todo esto era tan increíble de escuchar. Aunque viniendo de Strecci no debería parecerle tan increíble. Sin embargo, aun tenía una duda.-Oye pero... ¿Y Daniela?
El contrario dejó salir un largo y pesado suspiro.
-Es todo un teatro, ¿ok?
-Vaya...
El ambiente estaba tan tenso que casi lo podían cortar con unas tijeras. Por suerte ninguno fue un pendejo como para literalmente ir por unas tijeras y hacerlo.
Luis se revolvió sus rizos y suspiró por enésima vez.-Bien, aquí el problema es... ¡¿para qué toda esta farsa?! Me hiciste creer hasta a mí que de verdad creías que eras una mujer. - Eso si que lo molestaba.
Alex al fin alzó la vista y habló con seguridad en la voz.-¡No fue así! Puta madre, ya te dije que no fue así. Si estuve mal, los primeros días. Pero cuando desperté ayer en casa de Yayo...
•••FLASHBACK•••
En cuanto entró al baño y se miró al espejo, todos los recuerdos vinieron a su mente como un tornado. Se tocó la cara, maquillaje gastado y además extensiones de cabello.
Recordó entonces, cuando despertó en el hospital, las estupideces con Yoss (que por cierto ahora quería asesinarla), y todo lo acontecido a eso. Pero eso no era lo peor... Sino el hecho de que le contó a la rubia sobre su mayor secreto. Su amor por Eduardo Gutiérrez.

ESTÁS LEYENDO
Strappa
Fanfiction¿Sabes cuantos accidentes puede causar una cáscara de plátano? De todos los escenarios imaginables el menos probable le ocurrió a Strecci. Romperse la cabeza con un mueble, y despertar con la ferviente idea de que es una chica y que se llama Strapp...