hittoshy

Hitoshi escuchó con atención las palabras que salían de la boca de el omega, sabía que lo que estaba diciendo no era un simple pensamiento, se engaño a si mismo pensando que le preocupaba lo que haría, pero en el fondo lo deseaba, ansiaba y saboreaba la libertad que le habia sido arrebatada, la adrenalina de volver a ser aquellos jovenes amantes.  Estaba conciente de que yasuhiro casi podia leer todo lo que estaba pasando por su mente en ese momento, especialmente luego de ofrecer esa declaración tan... satisfactoria, no es que a Hitoshi le importará mucho su esposo, quizás lo que seguía pesando sobre él era la expectativa que todo el mundo había cargado en sus hombros los últimos años. 
          Acercó el cuerpo contrario al propio uniendo sus labios en búsqueda de callar su mente, buscando una forma de aferrarse a la poca felicidad y quizás obsesión que residía dentro de su corazón. ─ Dime qué pasaría si alguien se entera... ─ el tono de el alfa era ronco pero al mismo tiempo daba a notar la preocupación que se incrustaba en sus pensamientos. ─ No puedo protegerte de eso, yasu. ─ sus palabras contenían sinceridad, no estaba realmente preocupado por la muerte de su hijo o por los daños que podría sufrir el omega, solo parecía estar preocupado por su ahora aventura, por el amante que tenía entre sus brazos. 
          
          Las palabras colgaban con pesar en la habitación, parecía que ambos hombres querían una solución para su felicidad pero no lograban encontrarla, al menos no juntos otra vez. 

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Nadie podía ver ese lado de hitoshi, nadie podría saber a lo que estaba dispuesto solo por el hombre que lo tenía comiendo de la palma de su mano, después de todo, siempre había sido un hombre tan reservado, pero ahora, acompañado de la persona que consideraba su salvador y al mismo tiempo su perdición podía ser el, la persona que realmente era.
            Estaba conciente de que quizás pedía demasiado, el bicolor ya había esperado demasiado tiempo, teniendo que soportar la agonía de estar junto a alguien que les habia arrebatado la felicidad, solo queria quitar todo eso de su mente. ─ Necesito que esperes un poco más, te juro que lo recompensaré... y si no lo hago: puedes terminar con el castigo que los dos tenemos. Sabes que soy completamente tuyo. ─ lo que había en los ojos de hitoshi ya no solo era amor, era una obsesión, una búsqueda de felicidad que sabía que ambos merecían y que conseguiría incluso si tenía que llenar sus propias manos de sangre. 
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─ Aunque... tu si puedes hacer algo por mi. ─ el tono aterciopelado capaz de convencer a cualquiera de la palabras que estaban por salir de los labios del mayor. ─ Creeme, nunca te pediría que dejaras tu puesto, eso te hace aún más... atractivo. ─ Hitoshi susurró al oído contrario mientras apretaba la pequeña cintura del bicolor.  ─ Después de todo, nadie podría sospechar de un marido amoroso que parecía tan feliz por tener un bebé. ─ quizás el peor veneno para Hitoshi siempre había sido yasuhiro, pero por los arcontes, amaba beber ese veneno que lo corrompía tan lentamente, que lo hacía sentir tan vivo, tan amado. El alfa nunca estaría dispuesto a hacer que su omega se arriesgará, solo quería mantenerlo para el, a salvó de todo en especial ahora que lo había recuperado. 
            
            El alfa soltó una risa antes de besar los labios de su amante y nublar su juicio con las fermonas. ─ tranquilo, no preocupes demasiado a esa cabecita tuya, cuando todo termine estaremos juntos, tendrás todo lo que deseas. ─ murmullo el mayor sosteniendo al omega como si fuera la cosa más preciosa para el, realmente lo era. Aunque, ver esa adrenalina en los dulces ojos de los cuales se había enamorado lo hizo pensar que no podía llevarse toda la acción solo, después de todo, ¿podía negarle algo a su alma gemela? ─ No te preocupes, te dejare participar cariño..  solo trata de no ensuciar tus bellas manos o tendré que comprar otro anillo para ti. ─ el alfa paso sus labios por toda la extensión del brazo del omega hasta llegar a su nudillos donde el toque de sus labios permaneció por más tiempo al mismo tiempo que jugaba con el bello anillo que decoraba y daba elegancia a los delicados dedos. 
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El alfa encontró llenas de ternura y entrañables las palabras del pequeño omega sin conocer realmente las intenciones detras de sus palabras, a sus ojos el chico de cabellos bicolor siempre sería el alma más bondadosa del mundo. 
          Sus grandes manos rodearon con facilidad la pequeña cintura del alfa notando la delgadez de su cuerpo, soltando un pequeño suspiro al darse cuenta de aquello. Hundió su rostro en su cuello respirando con más cercanía el olor que tanto había anhelado hacia demasiado tiempo, era difícil poder hablar en este momento, quería consolarlo para decirle que lo tendría en sus brazos para siempre, dije embargo en ese momento sabía que solo debía conformarse con al menos unas horas, momentos dónde los dos podrían disfrutar de ese calor, de esa cercanía que lo hacia volverse loco de cuál no podía controlar sus impulsos. 
          
          ─ quisiera darte toda mi vida, pequeño, pero espero puedas ser feliz con esta noche. ─ su voz era un susurro cerca de los labios contrarios, sus alientos chocando en un jugueteo provocativo entre ambos, sus miradas se encontraban con aquel brillo de amor que los caracterizaba pero también estaba ese cortina de deseo que aún se escondía en sus almas, almas que se conocían tan perfectamente como sus cuerpos.  Sus dedos se apretaron ligeramente en su cintura dejando besos descuidados en su cuello, pero para su desgracia el momento fue interrumpido por la voz de su hermano menor que soltó una pequeña risita al ver nuevamente el amor entre ambos chicos, los dos se sonrojaron un poco avergonzados al darse cuenta que todo se había llenado de sus fermonas mostrando la lujuria que estaba por consumirlos, volvieron a verse a los ojos y como un entendimiento silencioso soltaron una pequeña risita dejando a sus cuerpos unirse aún si la ropa era un impedimento para poder sentir el calor de ambos. 

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─ Tengo que confesar que lamento hacerte lo de antes... pero nunca hubiera soportado que estuvieras en la cena con Gabriele. ─ murmuró pasando sus dedos por las caderas dónde estaban pequeños moretones, las nuestras de su noche de pasión y de la forma en que el alfa marcaba lo que consideraba suyo. Se aferró suavemente al cuerpo que tenía sobre el besando su rostro con el cariño que tenía contenido y que no podía mostrar a otra persona. Soltó una pequeña risita al recordar dónde estaba. ─ Y creo que le debemos una a Ichigo... ─ dijo observando la habitación infestada de sus fermonas y del calor del momento, por un momento se olvidó de todo, de la existencia de su esposo y de su hijo, de todo lo que había sucedido, eran ellos dos otra vez, almas gemelas juntas por el destino. 
            
            Sus dedos se enredaron en aquellos cabellos mientras observaba el techo en silencio y sintiendo al omega haciendo lo mismo, ambos sabían el gran peso que caería sobre sus hombros al salir nuevamente de la habitación. ─ No quiero que te vayas... ─ dijo con la voz baja y casi quebrada. ─ Pero no puedo unir contigo... no es por Gabriele... mi hijo está creciendo en su vientre y aunque no soy alguien paternal; no quiero repetir los errores de mi padre. ─ sonrió dulcemente pero al mismo tiempo de forma triste sabiendo lo que significaba para ambos, no quería dejarlo otra vez, quería marcarlo como había prometido hace tantos años, vivir alejados de las responsabilidades de ambos, una pequeña casa con su hijo gatuno que tanto extrañaba, quería ver las estrellas con el todas las noches, bailar todas las melodías que sus pies pudieran, cocinar para el toda la vida y simplemente ser ellos, sin nadie más que molestará su existencia. 
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Y así, en las sombras; desapareción en las calles de Liyue sin que nadie supiera dónde habían buscando consuelo de la horrible situación que ambos enfrentaron. 
            Las sábanas estaban arrugadas, la ropa tirada por la habitación que al mismo tiempo estaba llena de sus fermonas lujuriosas, los gemidos eran música para los odios del alfa mientras continuaba con el delicioso vaiven de su lengua sobre el pequeño miembro contrario, su boca y su lengua de burlaban hábilmente de las reacciones y el orgasmo del omega negandose a darle un descanso, quería que estuviera lleno de placer, recuperar todo el tiempo y darle toda la satisfacción que se había reprimido por tanto tiempo dentro de si. Luego de sentirse lo suficientemente complacido con los temblores de placer del bicolor; movió sus caderas haciendo resonar los golpes húmedos de sus cuerpos chocando. El alfa gruñía, contento de volver a sentir como aquella deliciosa calidez lo envolvía otra vez, su mente no recordaba lo adicto que era a sentirlo, cuánto lo había extrañado. ─ uhm... extrañe tanto tu bonito trasero... creo que lo extrañe un poco más que a ti. ─ murmulló en tono juguetón acariando su zona favorita con delicadeza pero al mismo tiempo con posesividad, como si quisiera dejar su marca ahí temiendo que alguien más haya tenido el privilegio de tocarlo en su presencia. ─ espero que nadie más te haya tocado o te juro que lo mataría ahora mismo... ─ el castaño no solía ser demasiado expresivo con sus celos o con lo que pensaba pero en este momento podía sacar sus impulsos reprimidos, aquellos pensamientos que habían inundando su mente durante años, los pensamientos que carcomían sus pensamientos. 
            
            La noche paso así, llena de deseo, gemidos, palabras no dichas y momentos de olvido que los dos hombres necesitaban. Y cuando finalmente complacieron sus necesidades carnales pudieron tener sus tiernos momentos, pequeños besos, susurros de amor, caricias suaves y consuelos silenciosos. 
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listo tilín 

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q opina el público, le matamos a la cría del hitoshi y el Gabriele, que lo tengan pero que aún así se separen 
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ahora sí, que invadan la casa de ichigo para sexo JAJAJA pobre ichi
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El arrepentimiento de el encuentro carcomía lentamente la conciencia del alfa, suspiró dejándose caer de forma pesada sobre sobre su silla al mismo tiempo que encendía otro cigarrillo y sacaba de su cajón un anillo con la leyenda de su nombre grabado en el, lo trataba con tanta delicadeza como si de un tesoro se tratase, no sabía a qué se debía el sentimiento que sentía, ¿era tristeza? ¿nostalgia? ¿o simple arrepintiendo? no tenía la mente clara en ese momento, no quería pensar, lo único que quería tener en su mente era el sabor y el contacto de esos labios que tanto había extrañado, dejo salir el humo de su boca guardando nuevamente el anillo en una delicada caja de terciopelo girando su silla para observar la repisa llena de los libros que tanto apreciaba y buscando olvidar el agobio que envolvía su trágica vida marital. 
          
          La cena fue otra tortura para su cuerpo y su mente, la gente hablando y llenando su mente de ruido que tanto odiaba, las luces que brillaban aún más con la fina cristalería, todos los olores combinados, fue un castigo que apenas y podía soportar por mantener las apariencias. Ah, no olvidemos a su esposo, el cual parecía una molestia extra, claro que odiaba tener esos pensamientos sobre su propio esposo pero sería hipócrita de su parte decir que amaba o si quiera sentía algo por el peliblanco. 

hittoshy

 ─ no sabes cuánto tiempo lamente no ir contigo... incluso me hubiera convertido en tu esposo si eso me dejaba a tu lado. ─ sus frentes estaban juntas y por primera vez en tantos años pudo sentirlo, ese amor tan sincero y lleno de cariño que había dejado de esperar de alguien, esa calidez, ese amor que solo podía brindarle el verdadero amor de su vida. 
            
            La comodidad del momento los hizo olvidar la situación que los envolvía, otra vez eran solo ellos, sin nadie más, solo dos almas rotas que buscaban consuelo en la primera persona que se los dió pero también en la que más daño les hizo. 
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Trago saliva tratando de obtener un poco de valor y finalmente se rompió. ─ se que una simple disculpa no arreglará nada, yasu. ─ dijo con esa voz, esa típica voz llena de vulnerabilidad que el alfa había dejado de usar, todos sus sentimientos, su dolor. ─ pero déjame explicarte... si después de esto quieres irte sin más; entonces lo entenderé. 
            
            El silencio los invadió a ambos, hitoshi ni siquiera sabía cómo ubicar aquella conversación, no había planeado nada más allá del encuentro, todo se le escapó de las manos pero ver esos hermosos ojos lo hicieron finalmente romperse. ─ Conocí a Gabriele después de que te fuiste... al principio no parecía tener otras intenciones más que hablar sobre joyería. ─ al mismo tiempo que las palabras salían de su boca el alfa se maldecia internamente por ser tan ingenuo y caer en ese engaño. ─ entonces simplemente se acercó, poco a poco. Nunca sentí nada por el pero mi padre pensó que te había olvidado y vio aquello como una oportunidad para mejorar. ─ la voz normalmente ronca se rompió, dejando ver la vulnerabilidad que caracterizaba al alfa. ─ y mierda, no pude evitar aquello. Gabriele conocía todo sobre mi, me manipuló tanto que incluso termino así, en un embarazo. ─ lentamente se acercó y tomo con dulzura la mano de quién consideraba su verdadero omega. Con delicadeza y amor como su de una bella piezas de porcelana se tratase; puso el anillo en el delgado y elegante dedo. ─ mírate... te extrañe tanto. ─ las lágrimas se permitieron salir de sus ojos y su cabello ahora despeinado caía cubriendo un poco su rostro mientras sostenía su mano aún como si tuviera miedo, miedo de que al soltarla este se fuera otra vez, de tener que repetir la pesadilla de estar sin el. El brillo en sus ojos se encendió y con sus manos temblorosas tomo el delicado y hermoso rostro del omega dejando que sus labios se unieran en un tierno beso, uno lleno de dolor, de amor, de recuerdos y de arrepentimiento.
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Soportar más conversaciones forzadas sobre su vida marital y su futura paternidad tampoco fueron un alivio, solo quería salir corriendo de ahí, no sabía a dónde quería ir pero quería escapar. 
            Y luego de lo que pareció una eternidad finalmente todo termino, dejo a su omega solo en la habitación fingiendo que tenía trabajo que terminar para lograr salir a hurtadillas con su hermano menor, los nervios comían cada fibra de su ser, ¿cómo podría ver al otro omega ahora? había sido tan grosero y tan... asqueroso al tratarlo así, de solo recordarlo le gustaría golpearse a si mismo, incluso ponerse de rodillas frente a su amor si eso significaba poder verlo una vez más, no quería perderlo, no otra vez. 
            
            Las tenues luces de la ciudad iluminaba Liyue, ambos alfas se encontraban en un lugar algo oculto pero no lo suficiente para causar sospechas, las dudas aún estaban incrustadas en el, no sabía si el bicolor realmente iría, deseaba que si, no solo lo deseaba; rogaba que lo hiciera. Su corazón se aceleró cuando escucho la voz de yasuhiro, pero no pudo decir nada, ni siquiera tenía valor para darle la cara y simplemente observó en silencio el pequeño anillo que había elegido para el hace tanto tiempo, levanto la mirada al observar a su hermano hablar con su mejor amigo en un intento de convencerlo de tener una conversación con el, suspiro al ver al pelirrojo irse dejando a la ex pareja en un largo e incómodo silencio. 
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le comía la boca y luego lo desconocía, típico hombre 

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así como esta la foto de perfil es como se ve toshi actualmente 
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ichigo va a ser el encargado de reunirlos fuera de casa ya que toshi le pidió que lo llevará a otro lugar luego de la cena 
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El primero en acercarse fue el alfa pelirrojo, rápidamente interrumpiendo la vista de el omega de cabellos bicolor y la pareja. Con una serie de excusas lo llevo a recorrer el gran jardín para distraer su mente antes de la cena, sabía cómo sufría su amigo y quería evitar causar más de ese sufrimiento a toda costa a sabiendas que era casi imposible lograrlo. Luego de caminar un rato por los jardines fueron llamados a la cena por unos de los mayordomos y llenos de nerviosismo; ambos se acercaron a la mesa donde el omega de cabellos blancos ya descansaba luciendo un traje café y una sudadera tejida del mismo color que resaltaba su pequeño vientre hinchado. Estaba alardeando sobre su embarazo y cuan feliz se sentía algo lado del alfa, claramente estás palabras buscaban afectar a su contrario.  ─ ah, señor Kamisato. No pude evitar notar que su anillo es muy similar al mío .. no sabía que estaba comprometido aunque con su edad .. no es una sorpresa, si no se compromete ahora ningún alfa lo querría en el futuro. ─ la mesa se llenó de pequeñas risas y murmullos llenos de burla al yasuhiro mientras Gabriele se dedicaba a fingir aquella asquerosa dulzura y papel de víctima por su embarazo. 
          
          Ichigo reconociendo la frustración en su amigo tomo su mano dándole un apretón reconfortante y suspirando para hacer que se pusiera de pie sin ocasionar problemas, sin decir una palabra lo llevo hasta un pasillo escondido en la casa donde se podía ver una lujosa puerta, a su lado derecho descansaba una placa de oro con la inscripción de el nombre del alfa y su posición en los heraldos, posición que había sido heredada por su ahora esposo Gabriele.  

hittoshy

Eran poco conscientes de lo que estaban causando en el pequeño omega.
            
            La pelea parecía llegar a algo más grave hasta que un dulce aroma maternal llegó a la nariz de todos, un omega de apariencia frágil entro a la habitación con fastidio y se aferró al omega bicolor. ─ ugh .. alfas, siempre tan idiotas. ─ murmuró con molestia consolando a su compañero omega. 
            
            ─ ¿por qué lo trajiste? ─ ladro el alfa mayor con molestia observando a su amado, no sabía cómo sentirse, una parte de el quería correr y abrazarlo, pedirle perdón por lo que le hizo pasar y la otra parte le decía que no debía, que estaba casado y era padre, que sería una total deshonra como alfa hacer eso. La pequeña discusión continuo antes de que el castaño fijará la vista en el omega.  ─ no se que haces aquí, yasuhiro... pero no es el lugar.  ─ murmuró antes de cubrir su cuerpo con el saco del traje saliendo de la oficina hasta el comedor donde descansaba su verdadero omega. 
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Ni siquiera supieron cómo llegaron hasta ese punto, talvez la tristeza o el amor los impulso a los dos a unir sus labios, las cosas del escritorio estaban tiradas ahora mientras el alfa sostenía los muslos del omega y gruñía besando su cuello. Era como su sus instintos controlarán su mente, nada interrumpía su pasión; lo único que parecía guiarlos era aquella necesidad de satisfacer sus crudos deseos carnales con el toque de su piel que ambos reconocieran incluso si quedarán ciegos. Pero no toda la felicidad dura para siempre y en ese momento el peso que hitoshi cargaba en su espalda lo hizo retroceder y gruñir con molestia. ─ ¿qué haces aquí? nunca debiste entrar. ─ el alfa que yasuhiro conocía nunca hubiera usado ese tono con el omega, un tono autoritario y lleno de molestia, uno que era otra persona diferente, no hitoshi, no el dulce alfa que conocía. Un inquietante silencio los envolvió a ambos mientras el castaño sufriendo internamente encendió otro cigarrillo caminando por la habitación de un lado a otro, su hermano que pareció oler las fermonas enojadas del otro alfa entro rápidamente para defender a su amigo si fuera necesario. Ambos alfas se pusieron a la defensiva; el mayor estando molesto por hacer interrumpido en su guardia y el menor atacando tratando de demostrar su dominio. 
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Dándole un suave empujón, el alfa menor le hizo una seña para que entrará. 
            
            El cigarrillo estaba en sus dedos mientras soltaba el humo por su boca, un hábito desagradable que había tenido que tomar para obtener un poco de consuelo cuando perdió a su otra mitad. Las mangas de su camisa blanca estaban dobladas hasta sus codos y su saco descansaba sobre su silla, el traje hecho a la medida se aferraba perfectamente a su figura. Suspiró suavemente al escuchar como abrían la puerta pensando que quizás era una de las mucamas.  ─ dije que iría más tarde, no quiero molestias ahora. ─ dijo con la voz grave y llena de molestia sin girar a ver el rostro de la otra persona, estaba demasiado ocupado hundiéndose en autocompasión como para notar la presencia del omega me su oficina hasta que las dulces fermonas lo hicieron girarse. Y su mirada se encontró nuevamente con aquellos bellos ojos, extendió su mano para apagar el cigarrillo en el cenicero sobre su escritorio. ─ Yasuhiro .. ─ murmuró acercándose con pasos lentos deseando obtener más de esas deliciosas fermonas que despertaron los sentidos más primitivos del alfa.  Con precaución; camino hasta el pequeño cuerpo elevándose sobre el, y como su de un impulso o una costumbre se tratase; acaricio la delicada mejilla de el omega .. de su omega. El tiempo pareció congelarse mientras ambos obtenían el contacto deseado que aunque fue mínimo; fue suficiente consuelo para sus almas destrozadas. 
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hittoshy

Los rumores habían llegado de forma inevitable a sus oídos, y aunque quiso ignorar los murmullos de la gente le fue imposible, aún más sabiendo que sus más cercanos sabían lo que había pasado entre ellos dos.  
          
          Hitoshi había pasado noches en vela desde que se enteró que su ex prometido regresaría a Liyue, ¡ni siquiera debería estar nervioso por eso! el estaba casado ahora. Sin embargo aquellos sentimientos permanecían ahí desde la primera y la última vez que lo vio.  El hombre de ahora 33 años tomó asiento en su sofá favorito y acarició el libro que leía todo el tiempo, el último libro que el omega le había regalado. Observó el hermoso mensaje escrito en letra de carta que había escrito en la portada y lo acaricio con sus dedos. Escucho unos pasos detrás de el y rápidamente cerró el libro para reconocer el olor de el peliblanco “su” omega. 
          
          ─ ¿no puedes dormir otra vez? Sabes que odio que no estés en la cama conmigo. ─ murmuró con algo de molestia el peliblanco mientras se cruzaba de brazos detrás del alfa. Y como siempre; las discusiones por mínimas cosas eran continuas, esa no fue una relación para hitoshi, especialmente cuando su corazón pertenecía a alguien más. 
          
          Sus pensamientos carcomían su mente mientras esperaba frente a ese puerto, acompañado de su hermano menor, este último lo había convencido de asistir y termino aceptando, después de todo su corazón le rogaba por verlo otra vez. Jugó nerviosamente con el anillo en su dedo cuando pudo vislumbrar el barco a la distancia, era como si viviera esto otra vez, cuando vio a ese barco partir llevándose una parte de su corazón y de su alma con el. La figura delicada del omega fue la que rápidamente llamo su atención cuando finalmente arribaron. 

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Sin embargo volvió su atención a aquella parte de su corazón que tanto había extrañado. ─ yasu .. ─ murmulló casi anhelando tocar la suavidad de su piel, besar sus labios y unir suavemente su cuerpo con esa pasión que ambos conocían. Y ahí pudo notar que el omega menor aún conservaba el anillo de promesa con el que algún día ambos se juraron amor eterno. Y ahí fue cuando quiso correr, escapar con aquel omega, pero algo lo mantenía ahí, esa maldito peso sobre su espalda..  su hijo.  Quería consolar al omega que amenazaba con soltar lágrimas de aquellos ojos dónde alguna vez encontró consuelo y amor que nadie más le demostró de forma tan sincera. 
            
            Y aquella voz rompió una vez más el encanto de los enamorados. ─ Toshi querido. ¿Por qué no invitamos al señor Kamisato a casa? Talvez le gustaría cenar con nosotros... después de todo tu comida es la mejor. ─ su tono era dulce, pero demasiado enfermizo para ser real, sus intenciones eran notorias, quería destruir aquel amor, quería tener al castaño para el. El alfa observó a Yasu casi rogando que se negará a la invitación encontrando una mirada llena de odio y tristeza en sus ojos. 
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hittoshy

Claramente el primero en acercarse fue el pelirrojo, el no podía, aún no estaba listo, después de todo; ¿cómo le explicas al amor de tu vida, a la persona que le hiciste tantas promesas que no pudiste cumplir que ahora ya no eras suyo? Y los recuerdos llenaron su cabeza, el último toque sus labios, ah, como extrañaba esa suavidad, ese sabor, el roce de sus cuerpos y finalmente... ese bello olor, el olor que por mucho tiempo temió olvidar inundó sus sentimientos. Y como si de una atracción magnética o de un llamado de sus corazones se tratase, ambos se acercaron, lentamente, con sus ojos brillando con el amor que siempre persistió entre ellos, pero antes de obtener tan anhelado toque; un olor saco al alfa de sus pensamientos, el olor de SU omega. Y claro que aquello no era una casualidad, el peliblanco sabía perfectamente lo que causaba en ambos, después de todo... ¿quién no conocía la historia de esos trágicos amantes que hicieron la promesa a la luna de encontrarse otra vez? pero su corazón era cruel, el alfa era suyo y todos sabían eso. 
            
            Tomo la mano de el alfa alegando sentirse mal por su embarazo y dándole una sonrisa burlona acompañada con una mirada desdeñosa al otro omega de cabellos bicolor. Lo saludo, de una forma tan hipócrita que casi podia sentir el veneno en su lengua. ─ ah, kamisato yasuhiro, ¿verdad? que honor que una persona como usted visite Liyue. ¿qué lo trae por aquí? ─ se burló en un tono bajo mientras llenaba de sus asquerosas fermonas al castaño que parecía demasiado concentrado en consolar al omega embarazado. 
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