ADELANTO DE METALHEAD EREN 5 no se emocionen, banda, falta mucho todavía.
—Vete, Eren —dice ella por… Eh, ha perdido la cuenta. Rueda los ojos, cansada; sólo quiere cinco minutos de tranquilidad para procesar toda esta mierda que tiene encima. O quizás más de cinco minutos; un día, una semana, lo que sea—. No quiero hablar ahora. Sólo vete.
Pero si Mikasa es testaruda, Eren va ganando la carrera.
—No hasta que me abras la jodida puerta —contesta él, otra vez. Por el tono de su voz, sabe que está ofuscado.
Ella exhala el aire contenido en sus pulmones, y su cabeza cae hacia abajo en un gesto de rendición. Está cansada como la mierda. Ha sido un día largo y sabe que no es la única que lo ha tenido así, seguramente Eren también está tan cansado como ella. Sin embargo, allí está plantado como un fuerte árbol altísimo y frondoso frente a la puerta del baño, dispuesto a no moverse hasta que la vea de nuevo.
Se levanta de su asiento en el borde de la bañera, tiene que terminar con este baile ahora.
—Bien, ahí voy —exclama ella, mirando a la puerta.
No le toma mucho hasta llegar y agarrar el pomo brillante de cobre. Mikasa duda por unos momentos, pero no puede seguir prolongando esta cosa rara que no tiene un nombre propio.
—¿Mik? —pregunta él cuando apenas un haz de luz se filtra por el pequeño espacio que deja la puerta entreabierta. Sin insistir en entrar brutalmente y respetando su espacio, Eren pregunta—, ¿puedo ver?
Mikasa se apoya contra la pared.
Bueno, no detestaba del todo esas cualidades en Eren. Él era bueno, demasiado bueno. Tenía que admitir que había ganado la lotería con aquel hombre. Si no, ¿quién estaría a las tres de la mañana lidiando con ella por un estúpido problema con aquella envidiable tranquilidad?
Espera un momento…
