Llegué aquí en medio una revolución turbulenta con mi mente, entre dolor de pecho y queriendo que algo me salve de todo el caos que se hace en mi cabeza a diario. Leí una, leí dos, y luego, supe que había encontrado lo que buscaba.
No solamente me fasciné con la forma de redactar, sino también con la creatividad que existía en cada texto que fui devorando como hace tiempo no lo hacía. Claro, Lover Boy me destrozó de nuevo, me dejó un huequito en el alma que agradezco, porque por primera vez, conocí el sabor de que una historia no siempre puede ser dulce.
Quiero agradecer a esta fantástica escritora por haberme regresado las ganas de leer, pero también, por inspirarme a continuar escribiendo. De verdad me salvó y me infectó con "Dulce introducción al caos". Si en algún momento un libro aparece, no dudaré en obtenerlo, porque será un tesoro y no un libro que recolecte polvo. Será un recordatorio de cómo una persona a quien no conozco y viceversa, pudo solamente con palabras, hacerme sentir que la vida vale la pena y que todavía existen cosas realmente buenas, para disfrutarla, incluso si son palabras.
En este caso, son palabras que fueron más allá de la poesía, fueron oraciones completas que se instalaron en mi pecho y golpearon con fuerza, dejándome en un estado sublime de catatonia, reiniciándome para, una vez más, tomar las tiendas de una vida que me sabe amarga.
Gracias por tanto.