No necesito que nadie lea esto, pero necesito decirlo.
Te fuiste, sé que no quisiste hacerlo, sé que estabas cansado, pero te fuiste y me dejaste. Estos 15 años a tu lado fueron lo mejor de mi vida, tú eras lo único que quedaba de mi alejada infancia, eras puro y bueno. Eras mi mejor amigo, cuando me sentía triste, cuando lloraba sin ningún consuelo, ahí estabas tú. Te abrazaba y sentía esa protección que nadie más podía darme. No me molestaba despertarme en la madrugada en estos últimos meses. Cargarte y mirarte por largos minutos, apreciando lo que sabía que serían nuestros últimos momentos. Braco, eras todo lo que estaba bien en mi vida y ya no estás. No se siente real, está mañana desperté y no te vi en la cama, no me asusté, pensé que estabas abajo, comiendo o durmiendo en el suelo como te gustaba. Sin embargo cuando escuché el llanto de mamá lo supe, bajé y te vi sin vida, te sostuve y lloré contigo en mis brazos. Y aún así, no se siente real. Te has ido, y no hay cura para este vacío. Pero estás tranquilo, junto a mi abuelo, él vino por ti porque era su turno de cuidarte, me quedó tranquila sabiendo que estarás en el paraíso, donde no hay dolor, donde puedes ver y oír, donde eres joven y hermoso.
Adiós, Braco, gracias por ser el mejor canino.
