Adelanto:
—¡Ratoncita! —Su cuerpo pegó un brinco en el asiento a causa de mi grito.
Giró un poco la cabeza, viéndome con molestia—. ¿Qué ray… —Soltó los pinceles y en menos de lo que le tomaba a Maléfica robarle un dulce a un bebé, la tenía encima de mí.
La pequeña me había tumbado al suelo. Reí por ello.
—Llegaste —murmuró con mi misma felicidad plasmada en la voz.
—Lo que estás viendo de mí es un holograma, Mal —me burle.
—Idiota. —Le soltó un golpe a mi hombro, obviamente no dolía un carajo, pero como buen hermano que me considero, tenía que fingir para elogiar su ego—. ¡Que exagerado, ni siquiera te toque!
—No, solo me diste cariño —Toqué su pequeña nariz, la cual, como de costumbre, se arrugó—. ¿Podrías levantarte? No se qué te dará Ben de comer, pero vaya que pesas.
La expresión ofendida de Mal, fue épica, digna de una foto ¿y qué creen? la capturé.