SoyRolandBlum

Roland Blum ya estaba de mal humor. No sólo estaba estresado por un caso reciente (y normalmente nunca lo estaba), sino que ahora tenía que ayudar a un nuevo abogado. Se suponía que era un mentor, un buen maestro. Lo cual definitivamente no lo era. Alzó la mirada de los papeles que tenía en su escritorio, sólo para encontrarse al nuevo abogado. Y vaya. Era un buen espécimen, era atractivo al parecer de Roland, pues no era secreto que también sentía atracción por los hombres.
          
          — Llegas tarde. Y si, en efecto, soy Roland Blum. Es un placer, Rex. Supongo que debo enseñarte cómo funciona todo, ¿cierto? También tendrás que ayudarme con el nuevo caso reciente que tenemos. — Explicó el abogado mientras se levantaba de su silla, sólo para acercarse al nuevo abogado, al cuál le extendió su mano. No quería ser descortés en ese momento, así que era mejor llevar la fiesta en paz.  

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Quizá tengas razón, podré hacer lo que quiera contigo allí. — Dijo con una sonrisa, asintiendo suavemente mientras lo agarraba de las caderas para cargarlo con cuidado, al estilo nupcial, hacía la habitación del abogado. Al estar allí lo recostó en la cama y se colocó encima de él, inclinandose un poco para susurrar a su oído. — En cuatro, por favor, querido.  Se un buen chico, ¿Sí? 
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El que decide eso soy yo, ¿de acuerdo? No me importa, te follare de cualquier manera. — Dijo, ahogando un gemido gracias a la fricción contra su miembro. El abogado mayor se inclino un poco para agarrarlo de las caderas y empujarlo al sillón. — Me encantaría mucho que me montaras, pero ahora prefiero ponerte en cuatro. — Le susurro al oído con voz varonil, mientras terminaba de desnudarlo y desnudarse él. — Ayúdame con eso, ¿Quieres?  
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¿Lo fue? A mí me pareció un buen coqueteo. Fue divertido ver cómo te ponías celoso. — Dijo con una sonrisa sacarrona, agarrando sus glúteos con ambas manos, apretandolos y masajeandolos sin descaro alguno.  Atacó su cuello, comenzando a dejar besos alrededor de su cuello, junto con mordidas, mientras terminaba de quitar su propia camisa. —
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