no tenían muchas cosas en común, sus 
edades eran distintas, sus maneras de
caminar no coincidían y mucho menos
la estatura. Nunca pensaban igual, tenían
ideas muy diferentes. Él era dueño de si
mismo, ella una niña insegura. Sus manos
parecían haber sido hechas como piezas
exactas para encajar una con otra, con los dedos entrelazados y mirando a la misma dirección.

maxime. brandyn.
  • traigan un jacob, un jack, un finn y un jeremy.
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