𝖨𝗏𝖺𝗋.

El rojo te queda divino. 

Hola, yo te extrañé más. 

¡Gyraene Mikaelson! Puedo decir lo mismo, también he escuchado bastante sobre ti, y sobretodo no mienten en la parte de tu belleza. Agradezco tu bienvenida y buenos deseos, ojalá el universo te escuche. 

Ja, ja, ja, muy graciosa, pulga malévola. Si tú tienes daddy issues, ¿qué debería tener yo?, ¿daughter issues? O bueno, mejor no me respondas eso, seguro que empiezas a psicoanalizarme y finalmente llegarás a la misma conclusión que todos: que tengo cada issues que te puedas imaginar, por algo soy la oveja negra de mi familia, que encantador. No me ves ahora, pero esta mueca que estoy haciendo, justo esta, es un intento de sonrisa, y sólo salió a la luz por tu cálida muestra de afecto. También te amo, Kaité.

Esa fue mi cuota de esfuerzo por lucir mínimamente divertido, espero la hayas valorado porque la próxima vez que tenga ganas de hacer de payaso será cuando muera, y ya sabes lo que dicen de los que son como yo, cariño, hierba mala nunca muere. ¿Cómo que no me aceptas el "chiquilla"? Para mí siempre vas a ser una, o tal vez sea mi lado paternal que no te vio crecer el que habla por mí, increíble lo que causan las separaciones, ¿no te parece? Por eso siempre he odiado las relaciones y sobretodo los matrimonios. A mí también me alegra verte, princesa. 

Se me había olvidado que el Romeo de abajo no dejaba de cortejarte. Como odio a los hormonales. 

¡Bú! Oh, espera, ¿eso sonó muy infantil? Tal vez debí reconsiderarlo mejor teniendo en cuenta que ya no eres una chiquilla revoltosa, aunque lo de revoltosa y lo de chiquilla nunca se te quite para mí. Sé que aquí es cuando se supone que debería decir: "¡Oh, mi pequeña y dulce niña, no sabes cuánto te he extrañado!" Pero, ambos sabemos que ese no es mi estilo, mejor ven y déjame abrazarte. 

Beso para todos los que se activaron, hola.

Te amo mucho más, Kaité. 

A ti te beso todo lo que quieras, mi reina.