SoyGumiAmaquelin

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SoyGumiAmaquelin

En la estela de tantas vicisitudes, la joven halló su acomodo en la vida, forjando lazos sólidos con su nueva familia compuesta por dos padres afectuosos y un hermanito tierno aunque enérgico, a quien reverenciaba con devoción. A los diecisiete años, Megumi avistó el horizonte de su existencia con un sentido renovado. Pese a las esporádicas incursiones de pesadillas, la joven experimentaba, al fin, la libertad en su plenitud, marcando el sendero hacia una felicidad genuina.
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SoyGumiAmaquelin

Después de los acontecimientos, la existencia de la diminuta Gumi adquirió una tonalidad más ordinaria. Instruida en el seno hogareño para eludir las complicaciones derivadas de su autismo, asimismo contemplaba con asombro las incipientes alas que renacían en su espalda. Este fenómeno desconcertó a sus actuales progenitores, quienes suponían que tras ser amputadas, tales apéndices alares no reverdecerían. La niña, en una suerte de desafío divino, parecía desafiar la lógica, ya sea por fortuna o por algún misterioso designio.
          	  
          	  Con el transcurso de los años, Megumi arribó a la edad de doce, y un anhelo insaciable por desentrañar los enigmas de su madre afloró en su ser. Sin conocer el paradero materno, sus únicos recuerdos se tejían en los elogios a la deslumbrante belleza que compartían madre e hija. En una noche turbada por pesadillas, la experiencia tomó un matiz inusual: en lugar de lágrimas, la pequeña observó cómo su madre la conducía a través de lo que asemejaba ser un hogar. La revelación de su madre embarazada desencadenó en Megumi la sorpresa de que su progenitora nunca traicionó a su divinidad. La joven comprendió así el pecado que su madre había cometido: enamorarse de su propio dios, concebir una hija con él. En ese instante, la comprensión se asentó en el corazón de Megumi, desvelándole la razón de tanto celo en torno a su existencia y la desolación que marcó su exilio. Aunque la veracidad de la visión permanecía en la penumbra de lo irreal, Megumi optó por confiar en la integridad de su madre y, a su vez, renunció al resentimiento hacia su progenitor celestial. Su perdón no fue una súplica, sino una liberación, pues no planeaba retornar a la morada de antaño.
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SoyGumiAmaquelin

Tras prolongados debates en torno a la pequeña infante de apenas cinco primaveras, las compungidas cuidadoras, sintiendo el peso del universo, resolvieron abandonarla a su suerte, cediendo a los estragos que la niña desataba en el orfanato. Desde su autismo hasta las enigmáticas plumas que emergían de su ser, Megumi fue persuadida a abandonar aquel recinto, persuadida con la falaz promesa de que, en una estación de metro, aguardarían sus nuevos progenitores para conducirla a su nuevo hogar. Mas, en lugar de la esperanza anticipada, transcurrieron horas, transformándose en días, donde nadie se presentó para reclamarla. La estación, testigo mudo, veía cómo personas sin techo oraban a quien alguna vez fue su padre, y ella, con dolor al ver la imagen impresa en la estación, optó por abandonar ese sitio, decidida a forjar un destino propio ante la ausencia de rescatadores.
          	  
          	  Mientras vagaba por las gélidas arterias urbanas, apenas envuelta en ropajes suministrados por el orfanato, sentía que su resistencia flaquearía pronto. Temía que alguien, acechando su indefensión infantil, se aprovechara de su situación. Una mujer surgió ante ella, cobijándola con el abrigo que llevaba consigo. Envuelta en la bruma del agotamiento, Megumi percibió la cálida manta que, lentamente, envolvía su figura hasta que el calor se tornó abrasador. Descubrió que, una vez más, sus pesadillas con su madre la asediaban. Despertó con sus ojos infantiles anegados en lágrimas, observada por dos figuras ajenas a su conocimiento: una mujer de cabellos rubios y un hombre de hebras oscuras. Megumi, en su confusión, reconoció que hallarse dentro de una morada era infinitamente superior a la desolada calle. Así, aquellos desconocidos se presentaron como Nik e Ymir, decididos a acoger a la pequeña, revelando que ser un querubín no representaba un dilema insuperable, pues, a pesar de que Dios le cercenara las alas y la desterrara por su amor terreno, aún existían brazos dispuestos a abrazarla.
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SoyKilliyanCassidy

Peluche por qué lloras

SoyKilliyanCassidy

No creo que eso sea cierto, Peluchito, además ese señor no tiene idea de todo el trasfondo que hay detrás. Si tu abuelo te ha demostrado que te quiere y tú te lo crees no debes dudarlo así alguien más te diga lo contrario; imagínate que alguien llegara diciéndome que Ethan no me quiere, ¿estaría bien creerle? claro que no
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SoyKilliyanCassidy

Eh quién te dijo eso
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SquadLocBun

¡Bienvenida sea, señorita Amaquelin! Me da muchísimo gusto poder recibirla con nosotros este año. Espero que tu estadía sea de lo más agradable y que todos te reciban de la mejor manera, cualquier duda o inconveniente puedes consultarme de forma privada y me encargaré de resolverlo. ♡