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Shipps,o más bien Papitas fritas

Quien sos vos?

Tu cuenta = ✨✨✨✨✨

Shipps yandere :0

Tarde una semana en recuperar la cuenta, la verdad pensé que no podría hacerlo pero aquí estoy otra vez.
          
          Pensé que nunca podría publicar mis historias en borrador o algunos one-shots guardados. 
          
          Bien, esto me ha dado una lección, desde ahora prometo actualizar más seguido. Tengo muchos borradores, prepárense! 
          
          Estoy feliz de estar de vuelta ✨

Chicharrón ja te gane pedazo de camilo

Que ganas de escribir un one-shot con intenciones suicidas,, 

Hola shipps :3 soy el gran y todo poderosos admin 

Yo quería al papucho :( 
          
          
          
          
          
          
          [Contexto TPN)

—Mirame —tomó la mejilla de su contrario con algo de delicadeza.
          
          —No.
          
          —No puedes hacer esto, tú eres mejor que todos ellos —ella estaba enojada, molesta y decidida a cambiar la opinión del rubio— El Bakugou-chan que conozco no sé rendiría.
          
          —El Bakugou que conociste ya no está —dio un movimiento agresivo dándole la espalda a la chica rana.
          
          Y aunque, Bakugou siempre había sido agresivo de algunas manera lograba calmarse con Asui, era algo especial. Sin embargo ahora ella estaba al borde de estallar a gritos y él demasiado serio.
          
          —Yo no tengo la culpa, kero —error, eso provocó más al rubio.
          
          Oh, ella tenía tenía toda la maldita culpa, debió lanzarle un hechizo o alguna brujería porque estaba localmente perdido en ella. Se sentía atraído por Tsuyu, todos lo sabían, él no iba a ocultar sus sentimientos como una sucia rata.
          
          Aún así, ella eligió a alguien más, al maldito de pelo morado. ¡Bakugou era mucho mejor que ese maldito extra! 
          
          —¡Elegiste a alguien más! —se acercó a ella haciendo que está tuviera que dar unos cuantos pasos atrás— rompiste mi puto corazón, maldita rana.
          
          Y eso no tenía remedio