¿Cuántas personas son capaces de amar sin recibir algo a cambio? No solo un amor romántico como el de un par de viejitos que han tenido ya su 50 años de matrimonio, o un amor de padre e hijo, el amor entre mejores amigos o de un hermano mayor a su hermano menor, si no de un familiar que no es de tu sangre sin embargo ante la ley tu eres su sobrino.
El amor de un tío es algo que pocos han podido llevar, las acciones tan pequeñas como regalar comida que pueden pasar desapercibido ante ojos que solo conocen el afecto corporal, o el cómo este hombre te ayuda con el aseo de tu patio desordenado que no pasa ni un solo día sin que hojas marchitas como la vida misma caigan constantemente, sin que te des cuenta en el camino hacia tu sueño el te observa y cuida desde atrás listo para atraparte cuando caigas por las inevitables piedras que por más grandes que sean no podrás notar con la venda que egoístamente quisiste ponerte, es inevitable verlo casi como un segundo padre.
18 años enteros y siempre trataste de estar ahí afuera de las barreras sin permitirte la entrada por más que tocaste, el lamento de tu sobrino fue lo único que escuchaste en el lecho de tu muerte pidiendo perdón en su mente mientras que con su triste cuerpo trataba de ser utilidad en tu velorio, cuánto tembló al verte ser enterrado o como se trago sus miseros lamentos, cuánto apoyo fuiste tu ante él no lo supiste hasta que finalmente admitió cuánto te quería en aquel rezó.
El arrepentimiento no es algo que se caracterice en mi pero si algún día vuelvo a verte, podré agradecerte por cuidarme en silencio y ser capaz de comprender mi quebrado ser, finalmente darte un abrazo o tal vez dos, tú quien me amaste incondicionalmente.
