Escena: El Puente de la Esperanza
El rugido del viento era ensordecedor, azotando los rostros de los jugadores mientras se aferraban al borde del puente de cristal. Debajo, la oscuridad profunda, un abismo que prometía una muerte instantánea. El juego de saltar la cuerda había sido superado, pero el verdadero desafío, el que separaría a los vivos de los caídos, acababa de comenzar.
Tobie, su rostro un mapa de concentración y determinación, miró a Kim Jun Hee. Su pie, envuelto en una férula improvisada, descansaba sobre su pecho, su mirada clavada en la suya. El dolor en sus ojos era palpable, pero también lo era la confianza, la fe ciega en el hombre que la sostenía.
“¿Estás lista?” preguntó Tobie, su voz apenas audible sobre el viento.
Jun Hee asintió, un pequeño jadeo escapando de sus labios. “Siempre contigo.”
Con cuidado, Tobie la levantó en brazos, su cuerpo temblando por el esfuerzo. La tomó como si fuera una preciada reliquia, con una delicadeza que contradecía su fuerza bruta. Con cada paso, la plataforma de cristal crujía, amenazando con ceder bajo su peso combinado.
Young Sik observaba desde la línea de partida, su puño apretado con fuerza. Vamos, Tobie. Sé fuerte. Por ella, por Jun Hee, y por todos nosotros.
Hyun Jun, a su lado, murmuró, Es increíble lo que hace por ella. Realmente la ama.
Gi Hun, que llevaba en brazos a la pequeña hija de Jun Hee, asintió con la cabeza. Ese muchacho tiene un corazón de oro. Y necesita toda la fuerza posible en este momento.