Glay.

Hola, crayola, te apesta la cola.

Mi nombre es Glay y he regresado de entre los muertos cuando me dijeron que el internet en el inframundo no es un trabajo serio, iniciando mis antecedentes penales por homicidio de difuntos al instante en que añadieron «tampoco es la respuesta a tus problemas».

La pubertad no es generosa conmigo, y mucho menos los genes hereditarios. Algunas veces me despierto y pienso que debería empezar a usar fedoras, pero nunca lo hago. El sentimiento desaparece rápidamente, pero es reemplazado por las ganas de casarme con Harry Styles, lo cual es mucho más embarazoso que las personas que usan suéteres navideños.

Intento ser escritora, escribiendo cosas que generalmente son la misma fórmula de ignorancia hacia cuán insano resultan las parejas de amor-odio, en distintos escenarios y etapas de la vida con posiblemente las mismas personalidades expresadas reiteradamente. Sí. La originalidad es una orquídea radiante que florece cuando la llama del espíritu explota en la cara de la imitación... y todo eso.

Los planes sassísticos son el nuevo negro y el negro es la nueva definición de mainstream. Secretamente las puertas automáticas me hacen sentir como Jedi y estoy dentro de la comunidad de frikis que malgastan su vida en cosas que sorprendentemente no contienen alcohol, cuestionando constantemente la mortalidad de Stan Lee y la razón del por qué no existe una segunda temporada de Freaks and Geeks.

El equipo donde se encuentre el té siempre será el equipo donde se encuentre la victoria, querido Brutus.

¡Ten una bonita vida y que la fuerza te acompañe!

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¡Feliz no-cumpleaños! (a menos de que lo sea) :).