Capitulo 33

6.3K 522 22
                                    

POV Christian

—Me he enamorado de ti, Christian— dice Anastasia.

El pánico se apodera de mí. Siento que el mundo se detiene. Y siento que me falta el aire, asfixiado por sus palabras. No puedo enfrentarme a esta maldita realidad.

—No puedes amarme, Ana. No... es un error— le respondo horrorizado

—¿Un error? ¿Qué error?—Pregunta perpleja. Nadie puede quererme.

—Esta será la ultima vez que nos veamos ¿verdad?—me susurra.

Y yo,estoy en caída libre, cada vez me hundo más y más, será la ultima vez que estaré con ella... no la volveré a ver. Siento que lo poco de corazón que tengo se romperá en mil pedazos.

—Bueno... entonces será mejor que me vaya— me dice con tono cansado.

—¡No! no te vayas— le digo aterrado... Quiero disfrutar de su olor embriagador hasta el ultimo instante, —dijiste que querías ver a mi madre y mi hermana para despedirte de ellas— no quiero apartarme de ella.

—Esta bien. Iré a despedirme.— dice con voz llena de tristeza.

Ella se va dentro del hotel y yo me hundo la cabeza en las manos tratando de calmarme, ¿Que es esto? ¿Por que me siento así? ¿Me ama? ¿Cómo ha podido suceder?

¡Grey, maldito idiota de mierda! sabías​ que esto podía pasar y no te detuviste. Alguien bueno, inocente y valiente me ama , y yo no sé que hacer. Duele, duele mucho ¿Por qué resulta tan doloroso? La espero fuera del hotel, y pareciera una eternidad.

Levanto la vista y veo a Ana esta muy pálida, ella coge su mochila. La quedo mirando: es hermosa... la mujer mas hermosa y perfecta de este mundo.

—¿Me vas a dejar a mi casa?—me pregunta, yo asiento con la cabeza, doy media vuelta y me meto al auto.

Esto definitivamente es doloroso, opto por no decirle nada, ella me sigue y yo cierro los ojos, frustrado, y me paso la mano por el pelo y tomo el volante. Este será nuestro ultimo viaje en auto. Disfruté cada instante que compartí con ella,cuando la follé, la besé, le hice el amor por primera vez, las peleas, todo con ella y todo de ella lo disfrute al máximo.

Ninguno de los dos dice nada en todo el camino hasta que llegamos a su casa.

—Gracias por traerme.— dice tratando de no llorar.

—De nada.— le digo por que es lo único que puedo decirle.

Si le digo algo más me destrozare yo mismo.

—Lo que te dije en el hotel es verdad...— me dice

—Anastasia... basta. Esto me duele, entiéndelo. Por favor— le digo.

Siento que no puedo más. Sabía que la despedida iba ser dolorosa pero no en esto. Me duele mucho siento que me estoy muriendo. Quisiera decirle todos mis sentimientos que solo ella ha despertado en mi, pero sé que sería mucho mas doloroso para ella como ya lo es. Así que me quedo callado.

—Esta bién— me dice mirándome a los ojos.

Jamás me olvidare de esos hermosos ojos, esos que parecían ver mi alma oscura y que sentía que podía perderme en ellos...

—No quiero que te vayas— murmura con voz ansiosa.

Me duele en el alma ser el responsable de su tristeza y no poder decirle que me quedo o que quiero que se vaya conmigo.

—No puedo quedarme, tengo una vida en Seattle— le digo.

¡Mierda! ¿por que me siento así?

—Lo sé ,solo una tonta sugerencia— me dice.

Salimos del auto ya no quiero seguir con este sufrimiento

—Adiós, Ana— Digo abatido.

Esto no puede ser mas difícil, nunca en vida he llorado, he aprendido vivir con el dolor. Pero ahora lo único que quiero es llorar. Estoy dejando ir a lo mas hermoso que me ha pasado en la vida.

—Adiós, Christian.— Me responde.

—Siempre te recordaré. Nunca te olvidaré, Anastasia. Mi dulce y rebelde Ana.— le digo entrado al auto

—¡TE AMO, CHRISTIAN GREY Y NUNCA TE OLVIDARÉ!—me grita ella y yo me voy dejando atrás al ser mas hermoso que he conocido en mi vida.

Ya en el hotel me siento desesperado. La luz en mi mundo acaba de extinguirse. El dolor es indescriptible. Mucho. Peor que cualquier cosa que haya experimentado.

Quisiera ir a buscarla y decirle que quiero que se venga conmigo a Seattle... Pero no puedo, soy un maldito cobarde. Mejor será emborracharme y olvidarme de todo.

—Christian, apresúrate. ¡El avión no te esperará!— grita mi madre.

—Ya voy— le respondo de mala gana.

—¡Por Dios! ¿Que te paso? Pareciera que te hubiera arrollado un tren— me dice mi madre.

—No es nada, solo la resaca— le digo

—Christian, hijo ¿Que te pasa? Tu nunca te emborrachas.

—¡Ay, mamá! déjalo... ya no quiero seguir dándote explicaciones. Me duele la cabeza.— le digo irritado.

—¡Todo listo! Nos regresamos a casa.— dice Mía.

Estamos todos arriba del avión acaban de decir que despegaremos, yo me siento muy mal. Casi no puedo respirar, el dolor en el pecho es tan insoportable. Como si alguien con una daga me atravesare el corazón. Todo lo que puedo pensar es que he perdido Anastasia... ¡SI, Grey! asúmelo y acéptalo.

No merezco una hermosa chica dulce e inocente como ella. Pero aun así... ¡No! ¡No! ¡No! ¡Esto no puede ser! Mierda quiero bajarme de este maldito avión. Quiero confesarle mis sentimientos​ hacia ella. Creo que estoy en estado de shock, porque todavía no había caído en cuenta que el avión ya esta en el aire.

Mi vida entera se ha convertido en una jodida pesadilla ahora. Toda esperanza de algo más en mi vida ha desaparecido.

¡ADIÓS MI DULCE Y HERMOSA ANASTASIA!
¡SIEMPRE TE RECORDARÉ!
¡JAMÁS TE OLVIDARÉ, PASE LO QUE PASE!

LAS SOMBRAS DE GREY - STEELEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora