Segunda Parte.

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Me encuentro caminando por el bosque. Miro enojada mis piel descansos sobre la hierba congelada.
Aún estaba oscuro y bastante aterrador.
Llegó al claro de luna, dónde una vez me trajo Jacob.
Su lugar favorito.
Puedo ver a alguien de espaldas a mi, doy un vistazo al rededor pero no hay nadie más.
Quizás Jacob necesitaba estar solo un momento.

Me acerco sigilosamente.

No reconozco a esta persona, parece un muchacho pero no puedo ver con exactitud de quién se trata.

Su pelo es rubio oscuro, y se movía al compás del el viento, no  era demasiado largo pero lo suficiente para que la brisa lo despeinarse.
Se encontraba a unos metros, de distancia camino lentamente con algo de miedo quizás, él traía una campera  negra y pantalones cortos, sus pies descalzos colgaban por aquel precipicio.

—¿Qué haces aquí? — Preguntó sorprendido cuando notó mi precencia

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—¿Qué haces aquí? — Preguntó sorprendido cuando notó mi precencia. 

—Yo, solo... Desperté en este lugar —  Él chico parece incómodo mirando hacia todas las direcciones. —¿Puedo... Sentarme contigo? — Pregunto con timidez.
Me mira serio, su ceño fruncido y su barbilla tensa aún así asiente.
Me acomodo a su lado.

No me miró ni yo él, solo me quedé en silencio observando la majestuosidad del bosque.

—¿Cómo has llegado hasta aquí Elena?— Pregunto luego de lo que pareció una eternidad.
El vierto era helado y había nieve por todas partes.
Aunque solo era un sueño podía escuchar el silbar del viento y el crujir de los árboles.

—No tengo idea. Creo que estaba durmiendo y aparecí aquí. ¿Estoy soñando? O quizás morí mientras dormía y este es el cielo, ¿Eres un ángel? —Pregunté.
Él sonrió.

— ¿Crees que me parezco a un ángel? — Su voz era suave pero masculina parecía estar, tranquilo y sin preocupaciones.

Sus ojos de color negro se sintieron familiares, tenían un brillo dorado y su sonrisa me hizo sentir segura.
¿Quien era este chico, y de dónde lo conocía ?

—No se, quizás podría estar en el infierno. No recuerdo haber ido a misa últimamente—Cuento. Él ríe suavemente.
—¿Quien eres? ¿Dónde estamos? — Pregunto.

—Ni siquiera yo sé quién soy. — Susurra. Pone su atención en mí. — Creo que estamos... En mis sueños. — Me cuenta.

—¿Este es tu sueño? —

—Siempre sueño que estoy al borde de este abismo, pero cada vez que intento saltar el miedo de hacerlo me despierta.

—¿Porqué saltarias?

—¿Porque no hacerlo?

—¿Cómo es que estoy aquí?

—Tu alma ha bagado hasta encontrar la mía supongo. Nuestros sueños se han entrelazados por alguna razón.

—Quizas para encontrar el valor de saltar juntos. — Susurro. Estiro mí mano hacia él.
Duda pero la toma.

—¿Saltarias desde un precipicio por un desconocido?

—Si ese desconocido tiene el poder de colarse en mis sueños quizás si. —
Él sonríe.
Su aroma llegó hasta mí, Olía tan bien. Como a pinos, menta y a algo familiar que me gustaba algo así como los días de lluvia
Olía como a mis más felices recuerdos.
—¿Eres real?— Pregunté.

—Tan real como la luna brillando en tus ojos cada noche. —  Intento acercarme pero comienza a desvanecerse.
Lentamente comienza a desaparecer frente a mí.
—¡No espera! —Intento pero ya no está. Se esfumó entre mis manos.
—¡No te vayas!— Grito.

Viviendo Entre BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora