Invierno

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Habías estado muy asustada cuando ocurrió la primera expedición de tus amigos fuera de la muralla María, quedándote en la base por aquellas costillas rotas por al menos unos tres o cuatro días en los cuales no pudiste dormir o comer bien y tu corazón casi se había salido de tu pecho al verlos regresar. Pero ellos eran bastante duros de matar, porque tres expediciones después todos seguían sanos y salvos. Al parecer los entrenamientos con el Capitán Levi habían hecho su trabajo, volviéndolos soldados capaces para la travesía.

Estabas en verdad agradecida con tu nuevo Capitán. Sabías que el que esos cinco idiotas estuviesen con vida hasta ese momento era gracias a él, quien se había encargado de enseñarles y cuidarles. Sentías, por fin, que podías confiar en alguien ademas de tus tontos amigos, por lo que no sentiste temor cuando supiste que el muro María había caído. Él les había dado fuerzas, a su manera poco educada pero sin duda amable, cuando sintieron miedo o desesperanza. Ustedes podrían contra los titanes, ustedes eran los héroes y podrían salvar algún día a la humanidad.

-Va a estar bien jodido, pero puede que lo logremos.

Ahora, a casi dos meses de la caída del muro, una nueva expedición se avecinaba... Junto al invierno.

"Nieve..."

Te detuviste en la mitad del pasillo, escoba en mano, mirando por una de las ventanas de la base mientras tus ojos se perdían viendo los pequeños copos de nieve caer desde el cielo. Era finales de octubre... Pronto tus amigos y tú habrían cumplido un año de haberse unido a la milicia.

Un extraño sentimiento se alojó en tu estomago en el momento en que pasó por tu mente la cantidad de años que tenías sin regresar al distrito de Karanes: Tres años.

Los rostros de tres personas pasaron frente a tus ojos, todos con rostros ligeramente parecidos al tuyo, una joven con apariencia mas adulta, con ojos castaños y cabellos negros y lisos como una noche sin luna, y luego dos rostros mas jóvenes e infantiles, uno perteneciente a una niña y un niño de ojos azules como el añil, ambos con un color de cabello parecido al tuyo. Los rostros de esas personas se presentaban en tu cabeza con sonrisas alegres mientras se acercaban a ti, te llamaban con insistencia, pidiendo que les cocinaras el único plato que te quedaba bien: un pie de manzana.

-Liza, Zara y Charlie...

... Tu corazón se comprimió dentro de tu pecho. Sentiste ganas de llorar y te obligaste a ti misma a no hacerlo, sujetando la escoba con las mano mientras recordabas que los días favoritos de Charlie para salir a jugar eran durante el verano. En cambio a Liza le agradaban mas los días frescos del otoño y sus colores, mientras que Zara amaba la primavera y las flores con todo su corazón. A tu mente llegaron los recuerdos de esas tres personas en invierno, tu estación favorita, la mayor colgando tejidos de pino a la humilde y pequeña cabaña mientras los dos niños mas pequeños correteaban detrás de un cachorro al que habían llamado Lovely, y los tres se detenían al verte llegar...

Sus sonrisas se borraban, y sus ojos reflejaban preocupación. Liza se acercaba, jadeando al verte, sujetando tus hombros te preguntaba que había pasado, pero tú no eras capaz de responderle...

Un mal presentimiento te hizo estremecer, sintiendo un frió antinatural recorrer tu cuerpo de pies a cabeza.

-Oye... ¡Oye!- El sonido de una voz masculina te sacó de tus pensamientos, devolviéndote violentamente a la realidad. ¿Cuanto tiempo te habías quedado viendo hacia la ventana? ¿Quien te estaba llamando? Miraste hacia el frente y te encontraste con el Capitán Levi, quien te miraba con expresión impasible, pero con la curiosidad brillando en sus ojos azul acero.

-¡A-Ah! Heichō. B-Buenas noches.- Sin darte cuenta dejaste caer la escoba al suelo al hacer el saludo de la Legión. -Lo siento, ¿Qué se le ofrece, señor?-

Roulette Of MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora