Atokirina
- No puede ser... - dije en un susurro. Vi sus ojos dorados, duros y fríos. Su porte orgulloso, sus adornos y taparrabos, así como su enorme cuerpo y esos brazos tan fuertes. - Eres tú... - Te estaba esperando - dijo con voz profunda en mi idioma. Se acercó aún más y pude sentir su aroma. Olía a algo que no podía iden...