Puse a correr 15 minutos en el temporizador para dormir una “siesta breve”... decía yo. Durante el sueño, me preguntaba: “ha pasado ya un tiempo, ¿no?“ Pues resultó ser que llevaba 16 minutos de retraso de acuerdo al tiempo acordado que, al final, se terminó prolongando el doble. En ningún momento escuché la alarma, habrá sido mi subconsciente al que le parecía raro escuchar una y otra vez la misma canción, entonces me hizo despertar el pobre infeliz, solicitando que la apagase al menos. “Bueno, ya qué”, pensé, sin ánimos de negarme a la sugerencia, y así es como acabé durmiendo una hora entera de siesta, pero esta vez no soñé con la cuenta regresiva del reloj.
Jamás practiquen esto, la mente ni siquiera descansa y esos breves 5, 10, 15 o hasta 20 minutos se vuelven una pesadilla hasta despertar a sobresaltos. Duerman en la noche apropiadamente.