párpados caídos, y sus manos propias formando un apretón, aquel lenguaje corporal era suficiente para acertar que no se hallaba regocijante en alegría. de hecho, le atisba con rabia poco disimulada, con la reminiscencia de lo ocurrido días anteriores presente, permitiendo entonces que el remordimiento perforase su psique. después de todo, fue quien tuvo que asumir las consecuencias de sus actos imprudentes. claro que no lo admitiría tan fácil.
▬ haha. como sea, puedes creer lo que desees. soy medianamente consiente de mis acciones, pero la culpa también recae en ti. tú tampoco te quedaste atrás a la hora aceptar, por lo que he aprendido que es divertido provocarte. pft. aguarda... ¿premio? ¿qué maldito premio? ¿no te fue suficiente con mandarme a la enfermería?
ahora sus dedos se desenvuelven para agarrarle de la parte superior de su uniforme, apropiando un tono brusco, tan amenazante como peligroso, remarcando cada palabra.
▬ mira, pequeña lagartija insolente, no tengas el descaro de encima pedirme algo más. ¿quién demonios te crees que eres? bájate de la nubecita o lo haré yo mismo de un empujón.
